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El estudio del comportamiento humano es esencial para la medicina desde siempre. Sin los conocimientos de las actitudes o hábitos de ellos, no podríamos reconocer enfermedades o inicios de estas. Sin embargo, antes no se usaba este estudio para el bien. Su mejor uso era en la guerra. Como un león acechando a su presa, el soldado vigila su objetivo, estudia su comportamiento y ataca. De esa manera, logra su objetivo: vencer al enemigo.
Nosotros contábamos con los horarios de Jared, sus movimientos y actitudes. Estudiadas hasta el mínimo detalle. Esto me confirmó que no había cambiado mucho desde que me fui.
Entonces, fue fácil predecir que hoy no habría muchos soldados cuidándolo. Le gusta proteger a sus invitados, por lo que soldados y empleados estarían dispersos por todo Liberio, lejos de Jared.
Me acomodé en el balcón para que no me vieran. Había un punto ciego en él. Desde cualquier lugar, no se notaría mi presencia, lo cual permitía quedarme a escuchar la conversación.
Lars alzó las cejas cuando escuchamos pasos, acercarse a nosotros para cerrar las puertas. Era Sebak, quien ni nos dirigió la mirada para no delatarnos. Pese a la separación, escuchamos a los presentes intercambiando palabras.
—Esta mujer me parece la mejor opción—decía uno de sus consejeros.
—Sí, es guapa—dijo Jared—, pero no me convence.
—Ninguna la convence. Todas son hermosas, de buenas familias. Debería aceptar al menos una.
—Lo que sucede es que ninguna mujer es tan hermosa como ella. —Me arriesgué para ver a quién se refería. Jared señaló un cuadro detrás de él. La mujer era yo—. Ninguna podrá superarla y yo tampoco.
—Es contraproducente que usted aún defienda a esa traidora.
—No le digas de esa forma, por favor.
—Considero que el pueblo debería saber...
—No lo sabrá. ¡Jamás lo permitiré!
—El rey Jared tiene razón. —Se me heló la sangre cuando reconocí su voz. No pensé que él estaría aquí—. Sería perjudicial que el pueblo se entere de esa traición. Podría generar odio en contra del rey Jared y lo tacharían de un hombre vengativo. Recordemos que quien está mal parado aquí es el rey.
—Gracias, Willy—dijo Jared—. Lo decidiré mañana. Estoy muy cansado y tengo una actividad a la cual asistir.
—Le dejaré los documentos para que lo piense—dijo el consejero y se retiró.
—Pronto tendrás que escoger una esposa. Espero que esta vez tu decisión sea mejor que la anterior.
—Jamás la superaré. —Jared suspiró—. A veces pienso que su traición es una mentira. Eso me ayuda a que no me duela tanto.
—Engañar al cerebro es la mejor opción en estas situaciones. Nos vemos en la función de hoy.
Jared por fin estaba solo. Era mi momento de atacar. Dánae abrió las puertas después de que el rey le pidió que permita entrar un poco de aire. Ingresé a la oficina de Jared cuando vi la señal de Sebak. El rey estaba tan concentrado viendo las fotos esparcidas en su mesa que no notó cuando me senté frente a él. Chasqueó la lengua después de alzar la vista y regresarla a su punto inicial rápidamente.