¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Amarré mi cabello para que no me incomode. Mordí el interior de mi labio mientras terminaba de leer. Esto es una porquería mal redactada y denigrante. ¿Ahora soy un demonio?
Deje el periódico. De nuevo el misterioso escritor hacía de las suyas. Escribió sobre la inauguración de EIRA y de un montón de rumores que no son ciertos. Puede que Zackly esté detrás de esto. Eso justificaría el porqué está tan tranquilo.
—¿Qué sucede?—preguntó Kunaq sentándose al frente de mí.
—Nada, solo un idiota que escribe sobre mí.
—Ah, ya veo. Son todas mentiras—dijo leyendo el periódico—. Simplemente, no le haga caso.
—No es tan fácil. Dependo de mi reputación, a veces. —Alcé los hombros—. En fin, ¿algún otro problema que me tengas que decir?
—Diferencias entre residentes. Puedo hacerme cargo.
—Confío en eso. Hablaré con los titulares. —Me paré para dirigirme a la sala de juntas.
—Antes de que se vaya, mi hija, Belia, podría ayudarle. Estaba muy interesada en conseguir un trabajo en el periódico. Se mudó a Trost para conseguirlo, pero aún no lo logra. Quizá tenga información.
—Dile que se contacte conmigo. Gracias.
Le dediqué una sonrisa antes de salir de mi oficina. Hablar con los titulares sobre nuestros siguientes proyectos fue fácil. Tengo una buena relación con ellos, pese a que no me ven todos los días. Una vez a la semana es suficiente. No tengo tiempo para más.
Me despedí de todos. Pensé en visitar a Vienna. Debe estar estresada con el trabajo. Conociendo cómo son las responsabilidades. Podría invitarle un café o algo así. Iba a tocar la puerta de la oficina de Administración General del Hospital, pero estaba abierta y la discusión se escuchaba desde antes de entrar.
—¿Cómo no me pudiste decir?—preguntó Vienna, se notaba que estaba llorando.
—No quería que esto sucediera, que te pongas así. No quiero verte triste, amor. —Era Kunaq.
—No, suéltame. Quiero estar sola.
—Viena...
—¡Dijimos que nada de mentiras! ¿Lo cumpliste?
—Lo siento por interrumpir—dije entrando. No me digas metiche, conciencia. Tengo mis razones—. Este no es lugar para que tengan discusiones personales. Por mucho afecto que les tenga, no puedo permitirlo. Kunaq, encárgate de lo que te solicité. Vienna, regresa a tus labores. —Ambos me hicieron caso, Kun salió del cuarto—. Lávate la cara. El llanto no se detendrá solo.
—Perdóname, Shadia, es que...—Soltó un sollozo— Ayer me encontré con su hija, se veía muy molesta. No la veía hace varios meses. Nos llevábamos bien o eso creí. Me gritó, me dijo que era responsable de la muerte de su madre.