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Los rumores se esparcen como un virus. No todos tienen el mismo periodo de incubación. Algunos son más rápidos, otros más lentos. No importa el tiempo que demore, pueden llegar a ser muy letales y afectar a más de una persona. Algunos son inmunes, por supuesto, pero otros... pueden llegar a morir.
—Arabella Veenstra, perteneciente a la antepenúltima generación de los Veenstra, fue considerada una científica prometedora en los años que vivió en Paradis. Al establecerse en Marley, cumplió todas las expectativas puestas en ella. Se volvió una de las mujeres más inteligentes a la hora de crear armas biológicas para ayudar en las múltiples guerras que Marley ha enfrentado.
Fascinante. No nos interesa la historia que ya conocemos.
»Sin embargo, su exitosa vida laboral fue eclipsada por su vida amorosa. La primera vez que enviudó tenía 25 años, su primer esposo solo vivió un año y medio a su lado. Cuando salió a la expedición de caza, la cual acostumbraba hacer una vez por mes, su caballo se desbocó ocasionando que el jinete saliera volando y muriera en el acto. En su segundo matrimonio, su esposo tuvo un accidente de auto, no se pudo hacer una autopsia ni reconstruir el carro, puesto que ambos terminaron irreconocibles. En su tercer matrimonio, el esposo murió de un paro cardiaco.
Mierda. Mierda. Mil veces mierda.
¡La perra cayò!
»Después de eso, nadie quiso casarse con la Veenstra maldita. Por lo que se quedó soltera y con tres hijos. Eso no detuvo sus avances científicos, el gobierno no dejó de apoyarla, pues daba los resultados que necesitaban. Para nosotros abre varias preguntas: ¿acaso Arabella Veenstra es una asesina? ¿Acaso utilizó armas biológicas contra sus esposos? ¿Qué le impide hacer lo mismo con nosotros? ¿Seremos sus enemigos?
—Antes de publicarlo, queríamos que lo lea—dijo Roy dejando su taza de té en el plato.
—¿Y qué quieren que digamos? ¿O hagamos?—preguntó Levi, era la primera vez que rechazaba un té. Estaba molesto. Demasiado— ¿Le damos un premio al escritor o quiere dinero? ¿Qué mierda quieren?
—Nosotros no somos un periódico de chismes—dijo Beaure, quien había leído todo ese artículo de Arabella.
—Hemos confirmado que las fuentes son verídicas. —Roy calmó a su compañero, antes de proseguir:—. Sin embargo, por respeto a usted, doctora Veenstra, quisimos venir a preguntarle si le parece correcto publicarlo o no.
—Los rumores son como un virus. —Dirigí mi vista a Roy, estuvo esperando a que hable desde que su compañero terminó de leer—. Supongo que sabe a lo que me refiero. —Roy asintió—. Algunos rumores son verídicos y eso los vuelve más letales que uno falso, pero cuando son verídicos, dejan de ser rumores, se vuelven hechos. Su periodista escribió hechos. Conozco su filosofía. El pueblo merece saber la verdad. Si necesitan decirlo, háganlo. Para serle sincera, dudó mucho que esto le afecte a mi tía. Se encuentra muy lejos como para comprar un periódico local.