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El miedo a la muerte desapareció cuando empecé a temerle a la vida, a la incertidumbre del mañana y la resolución de mis incontables problemas. En la vida, hay dolor, sufrimiento, desesperación. Todo lo que nos hace daño, nos hiere y nos hace sufrir, lo tenemos en la vida y no en la muerte. Si es así, ¿por qué debemos temerle a algo que no sabemos qué es ni comprendemos?
Nadie sabe qué pasa cuando morimos hasta que sucede, por eso prefiero temerle a la vida y, al mismo tiempo, amarla. Es la vida quien me da a los que me hacen felices, así sea por unos momentos. La vida me dio a mis hijos, a mi esposo, a mis amigos, el amor y la felicidad.
—¿Qué pasó?—pregunté al ver de reojo que Dánae se apoyó en la baranda cerca de mí
—Prefiero estar aquí que adentro compartiendo el espacio con ellos—dijo con una mueca de asco—. No los soporto. ¿Y tú, qué pensabas? Parecía que te ibas a lanzar.
—En muchas cosas. Me pregunto qué estarán haciendo mis hijos. —Una pequeña sonrisa se asomó en mi rostro. Eryx, Sunna, Kore—. Deben estar comiendo algo, porque a esta hora les da hambre. Después, van a jugar con Jason y Eryx tratará de seguirlos, aunque no pueda caminar como ellos.
—Ellos están bien.
—Me aseguraré de eso, así me cueste la vida. —Relajé todos mis músculos y suspiré.
—Ayer llorabas por Levi, porque se iba a morir, y ahora tú quieres morir para salvar a tus hijos. Levi dice que también haría lo mismo. Son tal para cual.
—Si no hay opción...
—Siempre la hay. —Me obligó a girar en su dirección—. Si no la hay, crea la opción. Recuerda no ser el héroe, ellos siempre mueren.
—Lo haré. ¿Lars está con Levi?
—Cierto. Eso era lo que te iba a decir. —Río con ironía—. Debe estar torturándolo. Ni siquiera yo he empezado con los chistes de discapacitados. Espero que no empiece sin mí.
Menee la cabeza con fuerza. El sarcasmo y el humor de Dánae están jodidos.
—Dánae, por favor. Espera a que la guerra termine aunque sea.
—No me pidas mucho. Es mi esencia. —Lars apareció intentando asustar a Dánae, lo cual no logró.
—Levi quiere verte—dijo Lars fastidiando a Dánae, pinchaba su espalda con sus dedos, quiere llevarla al límite.
—¿Por qué quisiera verme el "tres dedos"?
—¡Dánae!—dije empujándola levemente, la amenacé con mi mirada.
—A ti no, a su esposa. —Lars rodó los ojos—. Tú solo lograrías que se muera cometiendo su último asesinato.
—Me voy—dije, agarré a Lars del brazo, quien le sacó el dedo medio a Dánae—. También te llevo antes de que comiencen otra guerra aquí.
