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⌞𝓢𝓱𝓪𝓭𝓲𝓪⌝
Con varios meses de embarazo y un vientre tan grande como una sandía, me encontraba caminando a una velocidad que no experimentaba desde hace tiempo. Escuchaba el caminar ligero de Ethan detrás de mí y su intento por calmarme.
Los miembros de la Legión que estaban en la puerta del cuartel abrieron la puerta cuando estaba a pocos metros. Sentí mi rostro enrojecido por la furia. ¡Es que... joder! Yo nunca sentí nada por ninguno de los hombres que vi en Marley. Me ofrecieron mucho, pero nada que me interesara. Estar con Jared era un trato, nada más. Hasta él lo sabía.
Pero Levi no.
Decide de qué lado vas a estar y te recomiendo estar del lado del lugar donde vives.
Ethan me alcanzó cuando estaba por llegar a Levi, que para sorpresa de nadie estaba hablando con Hitch. No odien a esa mujer. Odien al hombre que permitió que entre en su vida. Si ella quiere que alguien la maltrate o la odie por la baja autoestima que tiene o simplemente tiene deseos cuestionables por meterse en relaciones ya existentes, le recomendaré un buen psicólogo.
—Shadia, no hagas una escena—susurró Ethan. Con una simple mirada, me soltó. Sí, imbécil, te voy a golpear con mi vientre creador de bebés tres mil.
—Shadia, buenos días—dijo Hitch cuando llegué a donde estaba. Tenía una sonrisa que no logré descifrar si era falsa o real. El problema no era con ella, era con Levi, pero pobre del que sea que esté cerca de mí, porque explotaré con cualquiera. Eso incluye a Hitch.
—Soy capitana Shadia para ti, coronel Hitch.
—Como sea, capitana Shadia, estaba hablando con Levi sobre...—Alcé una ceja. Si me busca, me encuentra.
—Coronel Hitch, no me interesa. Tengo asuntos con mi esposo. Reprograma tu cita. —Dirigí mi mirada a Levi, a quien le daba igual lo que habláramos—. Necesitamos hablar ahora.
—Debería estar en la oficina de Hange—dijo cargando una carpeta que probablemente esté llena de papeles—. Si no fuera por la incompetencia de Hitch, habría llegado hace varios minutos.
—Te acompaño, entonces. —Miré por el rabillo del ojo a Hitch—. Nos vemos, coronel Hitch.
Podré estar molesta, pero tengo modales.
—¿Qué pasó? ¿Es algo de los niños?—Levi se veía cansado, incluso se notaba en su caminar. Tenía ojeras sobre sus ojeras. ¿Ese es el rostro de un hombre con una amante?
—Preferiría esperar a que termines tu reunión con Hange. —Nos detuvimos en la puerta de la oficina de Hange.
—Tu tono me es familiar. Deja recuerdo de cuando. —No soltó el pomo de la puerta por varios segundos—. Ajá, eso debe ser. Vayamos a la casa.
¿Es en serio? ¿Así de rápido?
—¿Y tu reunión?—casi grité por lo rápido que se alejaba.
