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⌞𝓛𝓮𝓿𝓲⌝
Moví mi pluma en círculos mientras cerraba fuertemente los ojos. Cada vez que hablaba Zackly, el poco cabello blanco que tenía sobre su cabeza saltaba. Estaba muy molesto y aprovechó que Historia estaba indispuesta hoy para gritarnos a todos.
—Es un insulto saber que no hay más que soldados desleales entre nosotros—dijo Zackly sentándose en su silla. Peinó su cabello y me miró. ¿Qué mierda quiere?—. Entonces, coronel Levi, ¿tiene algo que comentarnos?
—Me duele la cabeza y parece que la reunión acabó hace rato. Es hora de retirarnos—dije soltando el lapicero, ladee mi cabeza en dirección a Hange esperando su apoyo.
—Tenemos que supervisar la llegada de nuevos soldados—dijo Hange levantándose y cerrando su saco—. Fue un gusto verlos hoy a todos. Que tengan buen día.
—Nuevamente, me dejas con la palabra en la boca—susurró Zackly hacia mí—. Estaré pendiente de su correspondencia, traidor.
Me levanté sin esperar a que siguiera hablando. No tienen ninguna maldita prueba de eso y no le daré motivos para que crea más esas mierdas. Mentiras no eran, pero no tiene cómo demostrarlo. Caminé por el pasillo tratando de alcanzar a Hange que hablaba con Nile.
—¡Levi!—Esa horrible voz la conozco. Aceleré el paso— ¡Espera!
—¿No te cansas de hostigar a todos a tu alrededor?—No la miré. Estaba teniendo un pésimo día y encima es lunes.
—Iré con ustedes en el tren.
—Consigue otro vagón o yo mismo te botaré. —Estaba a punto de alcanzar a Hange cuando Hitch intentó detenerme. Golpee su mano antes de que me tocara—. Te dije que no te vuelvas a acercar a mí de esa forma.
—Solo intentaba...
—Quiero que te esfumes. No necesito tener otra mierda más en mi vida para soportar.
Llegué con Hange y solté la respiración que contuve. No quería tener más contacto con Hitch. La gente murmuraba cosas que no eran ciertas y no necesitaba que se invente más mierda de mí. Suficiente tengo con el trabajo que me abruma.
Debo culpar solo a mis decisiones.
Si hubiera rechazado ciertas responsabilidades, ahora estaría más tranquilo.
—¿Qué son esas pastillas que tomas?—Hange había entrado al vagón. Tragué para poder responderle.
—Son dulces.
Moví mi cabeza en dirección a la ventana. Ana me ayudó recetándome antidepresivos y el típico paracetamol para tratar de calmar las migrañas que me joden cuando me molesto. Es difícil no explotar con lo que me sucede y la preocupación constante de... Debería dejar de preocuparme por ella.