┇Pᴀʀᴀᴅɪsᴜᴍ 14 ◦ Nᴏ Tᴇ Rɪɴᴅᴀs┇

268 28 30
                                    

Se veía tranquilo, como si estuviera entre mis brazos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se veía tranquilo, como si estuviera entre mis brazos. Solo que esta vez no lo podía cargar. Chasquee la lengua. He estado muchas veces en esta posición. Viendo a través de una ventana, encerrada en una habitación con una sola vía de escape y sin un arma. Mis anteriores captores fueron más inteligentes. Sé dónde están las armas y las veo desde aquí. Igual que a mi hijo.

Tuve que entregarme, pero todo está fríamente calculado. Además, las cosas parecen que están ocurriendo a mi favor. Vamos a recordar lo que se han perdido.

֍

—¿Cuál es el truco?—preguntó Roderich, quien no cargaba armas, pero sí sus acompañantes.

—Ninguno, solo quiero estar con mi hijo—dije mostrando las manos.

—Regístrenla y enciérrenla.

֍

Después de la orden de Roderich, me quitaron las pocas armas que tenía y me metieron a esta habitación. Grité pidiendo ver a mi hijo, lo cual no hicieron. No pude ni cargarlo.

Fue una gran actuación. ¡Digno de un premio! ¡Incluso hubo lágrimas!

Tengo fe en el plan, así que lo tengo que seguir al pie de la letra. Era indispensable demostrar que estaba triste porque no cumplieron lo único que pedí: estar con mi hijo en nuestros últimos momentos.

¿Últimos dirán?

Haciendo memoria de la breve conversación con Roderich antes de ser botados de la iglesia como policías cobardes, encontramos algo interesante. La madre debía morir. Entregarme y fingir que me había rendido fue algo que aumenté, a pesar de que Levi no quería. Es un riesgo que prefería evitar. Perder no solo a su hijo, también a mí, lo destruiría.

Como el lo prometió, eso no pasará. Los tres volveremos a casa hoy.

Tenía que esperar a que Mikasa y Dánae entren como lo hicieron antes, para liberarme y darme las armas que necesitaba, puesto que las que me quitaron eran simples señuelos. Para matar el rato, revisé a ciegas lo que había en el oscuro cuarto sin un rayo de luz. Tropecé con algo que me hizo comer polvo. Limpie mi boca y pase mi mano por el obstáculo hasta que me tope con un rostro.

—¿Sebak?—pregunté quitándole la mordaza.

—¿Sabías que necesitan derramar más sangre que la de un bebé y una madre?—susurró con dificultad. Le quité los alambres que lo mantenían sujeto a la silla—No, déjame.

—Esto es tortura. ¿Piensas que dejé que me atrapen solo para ganar terreno? Esto es por ti.

—Pensé que estarías molesta.

—Tú no nos traicionaste.

Se mantuvo callado después de mis últimas palabras. Es su amor imposible, claro que le tendría lástima o lo que sea que sienta por él. Una voz dentro de mí me pedía perdonarlo y ponerme en su lugar.

Dɪsʀᴜᴘᴛɪᴠᴇ Cʜᴀɪɴs ✥ Lᴇᴠɪ AᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora