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Escribí en el pizarrón mientras explicaba el tema de hoy. Dudo mucho que ellos puedan ayudarnos en cirugías menores, primero tendrían que certificarse, al menos de enfermeros. Como lo hice en su tiempo para que me permitan ejercer la medicina en la Legión. Los exámenes no fueron tan difíciles para mí, pero no sé cómo será con estos nuevos alumnos.
Recuerdo cuando Lars, Pavlov y Dánae pasaron por su certificación de enfermería, no les fue mal, pero tampoco perfecto. En los años en que no estuve, recién pudieron certificarse como cirujanos titulados. Quién lo diría. Ahora están en una mejor posición a comparación de sus años en el subterráneo.
—¡Diagnóstico!—grité volteando, espere las respuestas de mis estudiantes.
—Vamos, Armin, demuestra que estos tienen cerebro de rata—dijo Dánae sacudiéndolo de los hombros.
—Estoy pensando—susurró el rubio.
—No sabe la respuesta porque Mikasa es más inteligente—dijo Sebak burlándose de su amiga, después miró a Lars—. Este es el momento en el que dices algo sobre tu pupilo.
—Confío en no necesita ánimos para ser el mejor—dijo Lars cruzándose de brazos. Connie fingió una sonrisa.
—Recuerden—dije señalando lo que escribí en la pizarra—. Signos vitales correctos, examen físico correcto, ningún antecedente reumatológico. Todo está normal.
—¡Ya sé!—gritó Connie parándose—¡Acrocianosis!
—Es una buena opción, alguien está estudiando—dije escribiendo la opción en la pizarra, le lance un dulce a Connie—. ¿Alguien más?
—¿Quizá alguna enfermedad viral con alguna repercusión en su piel?—preguntó Armin alzando los hombros.
—No, no, es parecido al otro caso que vimos—dijo Jean alzando la mano—. Podría ser trombosis por estado de hiperproteinemia.
—¡Con un cuadro viral recidivante!—completó Sasha, ambos chocaron manos. Están estudiando juntos y aquí se ven los resultados.
—Esos son buenos diagnósticos—dije apuntando lo que decían, les lancé caramelos—. Mikasa, no te quedes atrás.
—¿Intentaron lavarle las manos al paciente?—preguntó Mikasa, los demás la miraron raro— Un extraño color azul en las manos podría ser producto del contacto con algún químico.
—¿Por qué sacarías esa conclusión?—pregunté acercándome a la pelinegra.
—Eso pasa cuando pintas o algo parecido. ¿Le lavaron las manos?
—No.
—¿Y si lo hacen?—Sonreí, lo descubrió.
—Pues, salen limpias. —Me voltee para escribir el diagnóstico, escuche los lamentos de los chicos—. El paciente se compró pantalones nuevos. Al rociar sus manos con alcohol y apoyarlas en el jean, el color azul se impregnó en su piel.