Parte 42

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En cuanto entramos la pude ver atada llena de sangre, parecía una película de terror, y más viendo como su padre la daba con un látigo sin parar y ella gritaba. En cuanto mi padre me dio la señal no dude ni un segundo en correr hacia ella, me quité la chaqueta para poder cubrirla y me dirigí a desatarla.

-El anillo- susurró sin casi voz.

Miré hacia sus dedos y pude ver al anillo al que se refería, la hice caso y se lo quité, justo después me di cuenta de que justo a mi lado tenía el cuerpo sin vida de la hermana de ___. Miré rápidamente a mi novia y su mirada estaba llena de cólera y desesperación.





Todoroki ya me había quitado el anillo, y aunque no me hubiese desatado yo ya podía usar mi quirk, localicé a mi padre entre el fuego de Endeavor y puse una de mis enredaderas en su camino, me di cuenta de que había salido bien ya que escuché un grito que claramente pertenecía a mi padre. Para cuando me quise dar cuenta ya estaba desatada con los ojos llorosos, y sin fuerza ninguna caí al suelo.

Era capaz de sentir como alguien me llevaba y me dejaba en un sitio más blando hasta que sentí el movimiento de un vehículo, después de eso solo caí dormida.

Volví a despertar en un cuarto blanco, atada de manos a la camilla donde estaba, aunque solo eran esposas normales la situación no me traía buenos recuerdos. Por un momento pensé en llamar la atención de alguno de los trabajadores, aunque no sabía donde estaba eso no significaba que no hubiese trabajadores, teniendo en cuenta quién soy lo raro es que no hubiese nadie vigilando. Antes de apretar el botón para llamar a alguien me vino a la mente todo lo que había pasado y mi brazo cayó lentamente a la camilla de nuevo.

Miré mis manos hasta que mi vista se empezó a empañar y decidí mirar al techo, también blanco, aunque lo prefería al que había visto con mi padre.

Traté de llevar mis manos a mis ojos con la intención de limpiar mis lágrimas, pero era imposible, las cadenas de las esposas eran demasiado cortas y no llegaban, lo único que podía hacer era dejar que mis lágrimas cayesen por mis mejillas hasta que dejase de llorar y se secasen.

Era incapaz de no recordar lo que había pasado, todo pasaba a cámara lenta, desde el momento en el que llegué y mi hermana se empezó a culpar hasta el momento en que vi su cuello abierto. Recordar todo eso solo me hizo desesperarme más y unido al hecho de que no me podía mover me empecé a agobiar.

Los escalofríos empezaban, mi respiración se aceleraba y mis manos empezaban a temblar. Tiré varias veces de las esposas tratando de romperlas, no pretendía escaparme solo no quería estar atada de nuevo. Lo único para lo que sirvió todo eso fue para hacerme más daño ya que las vendas que me rodeaban se habían roto y mi piel estaba expuesta.

Apenas pasaron unos segundos y ya había entrado una persona desconocida con una jeringa, yo ya sabía lo que tenía en su interior  y me negué.

-Ni se te ocurra acercarte- plantas salieron del suelo cortando su paso.

-¿Ya has recuperado tu energía?

Lo miré amenazante entre los huecos que creaban las enredaderas, esas palabras y el tono dubitativo me habían confirmado que estaba en una sala especializada en neutralizar quirks. El trabajador no se quedó mucho más tiempo antes de volver a irse.

Descargar algo de energía me había venido bien, pero mi ansiedad no desaparecería tan rápido.

Poco después de que el trabajador se fuera se escucharon unos pasos en la puerta, cuando me giré vi a Aizawa.

-Yo no llevo nada- puso sus manos en alto, no llevaba nada sospechoso.

Hice que las enredaderas hiciesen un camino para que mi profesor pudiese pasar.

-No quiero estar atada- fue lo primero que pronuncie en cuanto llegó a mi lado- no escaparé, no haré nada, pero me niego a estar atada.

Aizawa volvió fuera y cuando entró llevaba unas llaves, después abrió las esposas y pude mover mis manos libremente. Mi primera reacción fue juntar mis piernas y abrazarlas.

-Creo que eres muy consciente de lo que ha pasado.

Asentí con mi cabeza entre mis rodillas.

-La policía necesita que testifiques para cerrar con tu hermana y poder despedirla.

En cuanto escuche la palabra despedir mis ojos se volvieron a humedecer y el nudo de mi garganta se hizo más fuerte aún.

-Vendrán mañana, ___, la U.A te proporcionará ayuda si lo deseas y en cuanto te den el alta volverás a la residencia para poder descansar allí.

No respondí nada, mi mente estaba en blanco, aún no era capaz de procesar lo que Aizawa me acababa de decir, yo no quería despedirme de mi hermana, no de esa manera...

Sentí como Aizawa volvía a la entrada de la habitación y abría la puerta, pero nunca escuché que la cerrase. Levanté mi vista y cuando lo hice ahí estaba Shoto, apoyado en el marco.

Me levanté rápidamente de la camilla, pero en cuanto quise dar un paso caí al suelo, Shoto preocupado se apresuró a llegar a mi lado, parecía querer levantarme pero antes de que hiciese nada lo abracé.

-Ha sido mi culpa- ahora las lagrimas salían sin problemas y mi voz estaba quebrada por el llanto- no he sido capaz de salvarla- Shoto apretó aún más el abrazo- soy un asco de hermana, de persona y de heroína, debería haberme muert- la mano de Shoto me cayó.

-No digas eso, por favor- sus ojos mostraban tristeza y preocupación- no digas eso... pensé que te perdía- su voz ya no salía con fuerza, se había escondido en mi pecho- no despertabas y tampoco dabas señales de querer despertar- mi camisón empezó a humedecerse, estaba llorando- no eres un asco de nada, no digas eso...

Empecé a acariciar su pelo mientras que pensaba en lo que pasaría ahora, esos pensamientos no se irían rápido, puede que no se fuesen nunca, mis lagrimas no dejaban de caer.

¿Cómo podría afrontarlo?


Mitad (Todoroki×lectora) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora