013━━the mind flayer on eleven's leg

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013━━the mind flayer on eleven's leg


013━━the mind flayer on eleven's leg

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━━━━ABORTAR. ABORTAR. —repitió Dustin con más insistencia. El hombre les había pillado de lleno.

Todos se dieron la vuelta, apresurados, y comenzaron a caminar muy rápido en dirección contraria al resto de la multitud, alejándose de la salida.

Pronto empezaron a correr empujando a la gente y cuando llegaron hasta las escaleras mecánicas, estas ya estaban paradas y cortadas por una cuerda.

—Mierda —maldijo Robin parando en seco. 

Dixie se giró y vio que dos guardias rusos iban detrás de ellos. Rápidamente tuvo la iniciativa de meterse en el hueco entre las dos escaleras mecánicas y se deslizó por él igual que si de un tobogán se tratara. Nadie más cuestionó ese método y todos la imitaron con mucha prisa.

—Venga, vamos, vamos —les decía Steve apresurado.

En cuanto todos hubieron bajado por aquel improvisado tobogán hasta la planta de abajo, Andy se percató de que se había raspado la pierna, pero como no era una herida grave no le prestó atención. Era un simple rasguño.

—¿Estás bien? —se preocupó Robin.

—Sí, sí, vamos.

Buscaron un lugar donde esconderse. Eddie alzó la mirada hacia arriba, y vio que los rusos estaban llegando a las escaleras. Miró por toda la planta el busca de cualquier escondite, y entonces rápidamente señaló el mostrador de una pizzería. Todos corrieron hasta la tienda y saltaron por encima del mostrador, con la respiración entrecortada, para después esconderse detrás.

Escucharon muchos pasos llegar hasta la planta baja. Ya no eran dos, eran muchos más. Andy echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos con fuerza sintiendo su corazón en un puño. No había manera de que pudiera salir de esa ya. Estaban jodidos.

Escucharon cómo las pisadas aumentaban a unos metros de ellos, y cómo un guardia hablaba por un aparato con sus compañeros, diciendo cosas en ruso. Ojalá entender lo que les decía.

Eddie tragó saliva con fuerza y apretó la mano de Andy que entrelazaba con la suya. Todos intentaron contener la respiración y hacer el menor ruido posible.

Andy tuvo que soltar el aire contendió en un pequeño soplo entrecortado, prácticamente tiritando de los nervios.

Más pisadas, cada vez más cercanas...

La tensión se podía cortar un cuchillo.

Esas pisadas se escuchaban a unos metros, Andy calculó que cerca del coche que estaba en exposición cerca del mostrador donde ellos estaban. Con que se agacharan, se percatarían de que ellos estaban ahí. Y entonces sería el final.

𝐂𝐀𝐑𝐄𝐋𝐄𝐒𝐒 𝐖𝐇𝐈𝐒𝐏𝐄𝐑, eddie munsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora