006━━vecna's curse

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006━━vecna's curse

━━━━¿QUÉ HAY DE ESA? —preguntó Nancy señalando una de las caravanas

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━━━━¿QUÉ HAY DE ESA? —preguntó Nancy señalando una de las caravanas.— ¿Con la bandera?

—Sí, lo he intentado dos veces. Son bastante bordes. No pienso volver a llamar —Respondió Fred, su compañero del periódico del instituto.

Ambos caminaban por Forest Hill en busca de un buen reportaje tras la noticia de la muerte de Chrissy Cunningham. A nadie le importaría el reportaje sobre la victoria de los Tigres en el campeonato de baloncesto después una tragedia como esa. Nancy de hecho se sentía especialmente volcada sobre este suceso teniendo en cuenta que su amigo Eddie Munson estaba involucrado.

Entonces, caminando, se quedó mirando fijamente a un perrito encerrado en un pequeño cuadrado con vallas.

—Te aseguro que he hablado con todo el mundo —dijo Fred con resignación.

—No. Con todos no. —Respondió ella sonriendo, y entonces caminó a toda prisa hacia el perro. El animal ladraba y sollozaba en busca de atención, así que Nancy se agachó frente a él y comenzó a acariciarle—. Hola. Hola, tú viste algo anoche, ¿eh?

El perro se encontraba a unos metros de la casa de Eddie, justo al lado de la caravana de Max. Estaba claro que él habría visto lo que fuera que pasó la noche anterior. Era una lástima que no pudiese hablar.

El perro bostezó y se lamentó, probablemente cansado de estar ahí enjaulado.

—¿Quieres contárnoslo todo? Guapo...

—Nancy, venga, vámonos —Le dijo Fred con impaciencia, de pie detrás de ella.

Nancy se giró hacia él sin levantarse formando un puchero con una pequeña sonrisa.

—Pero si es un testigo muy mono.

Su atención se desvió de Fred a un hombre sentado a unos metros de ellos. Estaba sentado en una de las mesas de madera de picnic del parque de caravanas, fumando y pensando a solas.

Wayne Munson.

Nancy se levantó decidida, mirándolo fijamente.

—Quédate aquí —le dijo a Fred mientras caminaba hacia el tío de Eddie.

Fred se quedó mirándola con la boca abierta, queriendo replicar, pero sin poder decir nada.

Nancy caminó hacia Wayne con su libreta en la mano. Wayne se giró para mirarla y puso mala cara. De tan solo ver que se trataba de una muchacha con una falda larga de color azul y rosa pastel, con un permanente en el pelo, unas botas de tacón y esa bandolera acompañada de la libreta, pensó que sólo estaba ahí para lo
mismo que el resto.

𝐂𝐀𝐑𝐄𝐋𝐄𝐒𝐒 𝐖𝐇𝐈𝐒𝐏𝐄𝐑, eddie munsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora