010━━running up that hill

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010━━running up that hill

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━━━━MAX. ¡MAX! —gritaba Steve siguiendo a la pelirroja, la cual caminaba a toda prisa sin mirar atrás, directa hacia el BMW del chico.— Va en serio. En serio, no es broma. Mira, no voy a llevarte allí.

Dustin y Lucas caminaban detrás de ellos pero trataban de no adelantar a Andy, que intentaba avanzar a duras penas con las muletas, acabando apoyando su pie sobre el suelo sin poder evitarlo al intentar ir más rápido. Al menos ya no le dolía tanto.

—Steve, si crees que voy a pasar lo que podría ser el resto de mi vida en el cuchitril del sótano de Mike, lo llevas claro. —le dejó claro Max, y Steve se giró para mirar a los tres de detrás con el ceño fruncido sin dejar de caminar—. Así que, o me lleváis a donde os diga, o me tendrás que atarme, que, técnicamente, es secuestro de una menor. Y como sobreviva a esto, Steve, te juro por Dios que te denuncio.

Llegó a la puerta trasera del BMW e intentó abrirla, pero la puerta no se abrió. Max dejó de intentarlo y miró a Steve con mucha seriedad.

—Abre la puerta.

—Uh... no.

—Conozco a un abogado.

Steve se quedó mirándola con el ceño fruncido y la boca completamente abierta, entre sorprendido y ofendido. Max le retó con la mirada. Steve acabó resoplando, sintiéndose rendido, y sacó las llaves de su bomber gris.

—Henderson, ese superwalkie-talkie más vale que alcance Pennhurst.

Andy se sentó en el asiento copiloto y Dustin, Lucas y Max abrieron las puertas traseras para sentarse detrás. Steve se sentó en el conductor mientras hablaba por lo bajo quejándose de que siempre le tocara la peor parte.

Max se había quedado de pie junto a la puerta abierta, a punto de sentarse, pero claramente distraída por algo en el exterior. Andy se giró para mirar qué le ocurría, pero Max les daba la espalda aún fuera apoyada en la puerta mirando a un punto fijo.

—¿Max?—La llamó Andy con preocupación.

Max no respondió, pero con la respiración algo agitada y una expresión asustada, se giró hacia el interior del coche y entró en él sin mediar palabra cerrando la puerta con fuerza.

Aunque no les dijo qué le pasaba, ellos de lo podían imaginar.

—Primero vamos a mi casa —dijo muy seria.

𝐂𝐀𝐑𝐄𝐋𝐄𝐒𝐒 𝐖𝐇𝐈𝐒𝐏𝐄𝐑, eddie munsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora