004━━the russian message

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004━━the russian message

━━━━EL AUDIO EN RUSO DE LA GRABADORA de Dustin terminó mientras Steve caminaba por la sala trasera de la heladería comiendo un plátano con expresión pensativa

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━━━━EL AUDIO EN RUSO DE LA GRABADORA de Dustin terminó mientras Steve caminaba por la sala trasera de la heladería comiendo un plátano con expresión pensativa. Eddie estaba sentado en una silla con los pies subidos a la mesa mientras intentaba parecer que pensaba qué podía significar, cuando en realidad no entendía nada.

—¿Qué os parece? —preguntó Dustin parando el audio.

—Me resulta familiar. —respondió Steve.

Andy, Dustin y Eddie lo miraron frunciendo el ceño. Andy estaba sentada en la mesa con los pies balanceándose mientras miraba extrañada a su hermano.

—¿Qué?

—La música —respondió Steve tragando el trozo de plátano que tenía en su boca—. La música que se oye al final.

—¿Por qué te fijas en la música, Steve? —se quejó Dustin, pues era cierto que de fondo se escuchaba una musiquita—. ¡Escucha al ruso! ¡Traducimos el ruso!

—Intento escuchar el ruso, pero escucho la música...

Fue interrumpido por la puerta que se abría en ese momento, y entonces Robin entró en la sala con la cuchara para repartir helado en la mano.

—Basta de hacer de canguro. Te toca salir.

Steve se echó hacia atrás mientras Robin caminaba hasta la pizarra, donde había un abecedario normal y otro ruso por encima de cada letra en rojo.

—¡Eh, mi pizarra! Tenía cosas importantes, imbéciles.

—Te garantizo que lo que hacemos es más importante que tus cosas —le aseguró Dustin.

Eddie y Steve asintieron cruzándose de brazos.

—¿Sí? ¿Y cómo sabes que los rusos traman algo malo? —preguntó Robin enarcando una ceja.

Dustin miró boquiabierto a todos los presentes.

—¿Cómo sabe lo de los rusos?

—No lo sé —respondió Steve encogiéndose de hombros con una expresión atónita y con la boca llena de plátano.

—¿Se lo has contado? —dijo Dustin con la voz muy aguda.

—Yo no.

—Hola, os estoy oyendo —les recordó Robin—. De hecho, lo he oído todo. Los cuatro sois unos de chillones. Bueno, menos Andy, que no la he escuchado hablar en ningún momento.

Andy asintió, pues llevaba esa hora entera que llevaban allí metidos sin decir nada porque no sabía qué aportar, y sobretodo porque no le daba tanta importancia como ellos.

—¿Ah, sí? —Inquirió Eddie mirándola retador—. ¿Y qué se supone que has escuchado?

Robin sonrió burlona.

𝐂𝐀𝐑𝐄𝐋𝐄𝐒𝐒 𝐖𝐇𝐈𝐒𝐏𝐄𝐑, eddie munsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora