🍃"You Are My Garden"🍃-OMEGAVERSE (Kookmin) (COMPLETADA)

🍃.25.🍃

El celo de Chae pasó y no hubo rastro del mío, ¿el habernos guardado secretos durante meses había hecho que nuestra conexión fuese menor? No teníamos idea, pero si las cosas quedaban así era más seguro para ambos, pudiendo cuidar del otro en ese momento tan vulnerable.

Las hierbas de Nuna funcionaron bastante bien y como la casita de Hoseok estaba un poco más apartada que el resto de casas del poblado nos sentimos seguros allí resguardados, yo fui el único que salió una mañana muy temprano para buscar en la choza de la curandera más bolsitas para omega.

No sé si fue por las hierbas, la distancia o simple respeto, pero no hubo ningún alfa acechando la casa. Tal vez se debía a que olía al propio dueño aunque no estuviese y aquello nos hizo sentirnos bien.

Le escribimos una carta conjunta a mamá cuando Chaeyoung se encontró ya casi como siempre, aunque los dos sabíamos que a partir de ahora nuestra madre recibiría dos cartas y sobres distintos, mi hermana se esforzaría por aprender a expresarse por escrito y aunque hablásemos de nuestras preocupaciones entre nosotros mantendríamos un poco de individualidad al respecto.

Hoseok regresó y ya nos habíamos encargado de airear la casa lo suficiente para que no oliese a celo, a pesar de que el alfa no notaría nada. Lo recibimos con unos bollitos de canela bien esponjosos que nos enseñó a hacer Haneul y él nos sonrió tan amplio que nuestros temores de incomodarlo se esfumaron al instante.

Por la noche cenamos cerca de la chimenea sopa de cebolla y pan con mantequilla, sobre la alfombra roja con bordados negros y blancos nos contamos cosas de la infancia, riéndonos con un poco de nostalgia y terminando suspirando con un leve ambiente de tristeza.

Si algo nos hacía parecidos a Hoseok y a nosotros dos era el haber acabado en aquel Clan por huir de algo, esperando estar seguros y tal vez, sentirnos un poco comprendidos.

La condición de Hoseok no había sido fácil a lo largo de las etapas de su vida, habiéndose sentido tremendamente rechazado y menospreciado por aquellos que lo veían como un alfa inservible.

Lo comprendía tanto que me dolía.

Su familia lo quería, pero Chaeyoung y yo sabíamos demasiado bien que eso, a veces, no era suficiente. Noté en su rostro que se sentía avergonzado pero a la vez aliviado de que nosotros comprendiésemos su razón de marcharse.

Por más que yo me dijese a mí mismo que no necesitaba la aprobación ni el aprecio de nadie más que de mí mismo y mi familia sabía que no era cierto. Y lo que más me dolía era saber que la razón por la que yo no me aceptaba a mí mismo era porque los demás no lo hacían.

Ojalá no me importase.

Ojalá no tuviese la necesidad de sentirme querido en lo más profundo de mi alma.

Sin palabras exactas comprendimos que los tres anhelábamos lo mismo y que al encontrarnos ahí, sentados en la alfombra cerca del fuego, nos sentíamos un poco mejor. Chae y yo ahora teníamos a Hoseok y Hoseok nos tenía a Chae y a mí.

Esa noche sentimos una unión extraña a la par que agradable, era como si... Como si hubiésemos creado nuestra propia manada, pequeña y rara, pero que nos hacía sentirnos en paz.

Lástima que aquello no pareció significar lo mismo para los demás y a algunos incluso pareció desagradarles.

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Chaeyoung había bajado al pueblo a trabajar y una omega con varios años menos que yo se cruzó conmigo en el camino, agarrada de otra amiga más o menos de su misma edad, ambas me habían mirado de forma extraña y aunque murmuraron entre ellas logré oírlas.