🍃"You Are My Garden"🍃-OMEGAVERSE (Kookmin) (COMPLETADA)

🍃.61.🍃

.Jungkook.

Yo no era capaz de poner en duda el amor que mis padres sentían por mí, es decir, me constaba que me querían, pero yo ya no era un niño y durante una época que podría considerarse larga les di muchos más problemas que alegrías.

Tal vez para ellos no era ninguna sorpresa ver dónde me encontraba ahora, aunque las circunstancias que me llevaron fueran otras totalmente distintas a las que me hubiesen llevado anteriormente.

¿Y yo? ¿Quería a mis padres? Tampoco cabía duda de que lo hacía, pero ese cariño se había transformado con los años.

Era simple, yo no los necesitaba a ellos y ellos no me necesitaban a mí. Cualquiera podría pensar que es muy frío calificar el amor como una necesidad, incluso se podría ver como un calificativo poco sano, pero para mí no lo era.

Había necesitado a mis padres cuando era niño, necesité a Suzy en mi adolescencia, siempre necesité a mi abuela y a veces también sentía que necesitaba a los chicos de la manada.

Mis padres y mi exnovia y mejor amiga ahora eran mi pasado y yo era capaz de diferenciar el tipo de amor que había esperado de ellos. Los tres me querían, no dudaré jamás de eso, pero la forma en que yo los necesitaba no era la forma en que ellos me querían.

Papá y mamá me lo dieron todo a pesar de no haber sido un hijo deseado, fui fruto de la presión social y un matrimonio casi forzado aunque entre ellos se querían, se habían escogido.

Suzy empezó a frecuentar lugares de la ciudad poco recomendados, me abrió un mundo que yo no conocía, siempre había sido el hijo perfecto, correcto, de buenas notas, poco hablador. Así era como esperaba que mis padres me diesen el amor que parecía tanto necesitar de más joven y que no llegaba a recibir.

Los lobos necesitamos contacto físico, los lazos se fortalecen, la unión nos hace fuertes. Los lobos de ciudad son de otra forma, el lado humano prevalece sobre el animal, tanto así que son capaces de pasar años sin transformarse aunque aún no sean viejos.

Por eso me gustaba Suzy, y por eso me gustaba mi abuela y el Clan, la conexión con sus lobos era libre.

 Ella se transformaba a antojo, corría por las calles de la ciudad y robaba todo aquello que podía de los puestos de comida ambulante. Por un tiempo ella me hizo feliz.

Cuando llegaba al poblado el sentimiento era similar, aunque más tranquilizador y salvaje. Ellos eran manada y cuando iba me permitían formar parte de ella.

A mis padres no les gustaba demasiado ninguna de las dos razones que me hacían feliz, pues me alejaban de la humanidad y el futuro prometedor que ellos habían planeado siempre para mí.

Así que no me sorprendió la forma fría en que me miraban ahora, desde sus respectivas sillas de plástico al otro lado de la mesa, con sus perfumes caros que enmascaraban el poco olor característico que tenían.

—¿Qué piensas hacer cuando salgas?

—Creo que también tengo que asistir a una especie de cursillo sobre control de mi lobo o algo así.

Fue lo que respondí aunque sabía perfectamente que no era la respuesta que esperaban a su pregunta. Mi padre chistó irritado.

—Cuando tu abuela nos comunicaba tu favorable recuperación nunca pensé que llegaría a ocurrir ésto.—Dijo mi madre con sus labios rojos y la mirada seria.—¡Por el amor del cielo, vivías en mitad del monte!

—Probablemente seguiría recogiendo margaritas y remolachas si no hubiesen aparecido esos enfermos.

El hábito de hablarles con sarcasmo y de forma cortante se me había quedado, pero no nos sorprendió a ninguno a pesar de que cuando enfermé parecía que seríamos capaces de volver a ser una familia normal.