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Mantenía mis ojos cerrados tratando de dormir todas las horas que no descansé. Después de aquella conversación con Jungkook que realmente no había terminado, al menos para mí, no pude volver a conciliar el sueño.

Ya se había hecho de noche de nuevo y la guardia de fuera había cambiado, vinieron a vernos, trajeron comida y relevaron a Nuna.

El doctor del pueblo vendría a la mañana siguiente, había sido él quien nos atendió junto a Nuna una vez habíamos vuelto al poblado.  Nuestra primera atención sanitaria fue en el lugar más cercano al bosque en el que nos encontraron, los doctores fueron eficientes y los policías llegaron por su propio aviso. Una vez se localizaron a las familias del resto de omegas y nuestras heridas fueron tratadas nos permitieron marchar, aunque a Jungkook preferirían haberlo dejado un día, al menos, ingresado por la pérdida de sangre y la operación de urgencia que le tuvieron que hacer. Yo había estado medio inconsciente y me enteré de poco.

¿Qué fue de los traficantes de omegas? ¿Qué fue de Pavel? Ahora mismo estaba más tranquilo sin saberlo.

Chae ya se había marchado junto a Taehyung, había llorado, maldecido y vuelto a llorar. Me dijo que le había escrito a mamá la carta más larga que probablemente escribiese en toda su vida.

Miró a Jungkook justo antes de irse y dijo:

—Aún no me fío de ti y estoy dispuesta a matarte, pero ahora mismo te estoy muy agradecida.

Él sonrió a modo de respuesta y Taehyung chocó su puño con el de él, un gesto que indicaba que habían vuelto a tener la relación que había existido antes.

Hoseok fue quien relevó a Nuna y desde hacía un rato largo y él cambió el vendaje del cuello de Yoongi tal y como le había enseñado la curandera. También se encargaba de ponerle paños fríos para bajar la fiebre y desprendía su olor inconscientemente, era amargo y pesado, lleno de dolor.

Jungkook hacía un buen rato que se había dormido y roncaba ligeramente en su catre, escuché un pequeño sollozo contenido y abrí los ojos.

Hobi tenía la nariz enrojecida, la comisura de los labios hacia abajo y la mirada más triste que había visto nunca. Acariciaba el cabello negro del alfa enfermo y sus lágrimas caían sobre él.

Min Yoongi se removió y un quejido grave surgió en el silencio. Supe que estaba despierto y cerré los ojos rápido, fingiendo dormir.

—Recibiste la marca por mí, ojalá supiese cómo quitártela, cómo hacerte sanar.

Cada vez que Min Yoongi se movía el hedor a putrefacción aumentaba, haciéndome torcer el gesto, ya no parecía haber pizca de ese aroma a lluvia que lo caracterizaba.

Sentí unas tremendas ganas de llorar.

—Sácamelo...—Su voz sonaba rota, resquebrajada.

—Quédate quieto, ¿qué quieres? No te toques, puede empeorar.

Ruido de movimientos, de tela, el crujido del catre de Yoongi, el rechinar de la silla donde estaba sentado Hoseok, el crepitar del fuego en el caldero.

La peste aumentó y supe sin necesidad de abrir los ojos que la herida del cuello había sido descubierta de nuevo.

—¿Cómo la ves? Es horribe, ¿cierto?

Hoseok sorbió por la nariz. Daba igual si el alfa no poseía olfato, yo no había llegado a verla, pero estaba seguro de saber el aspecto que debía tener la marca de su cuello.

—Sanará, la haremos sanar, Yoongi. Te lo prometo.

Hubo un instante de silencio y me sentí más tranquilo al seguir escuchando los ronquidos de Jungkook, así los otros dos alfas se sentirían más tranquilos creyendo que hablaban sin que nadie los oyese.

🍃"You Are My Garden"🍃-OMEGAVERSE (Kookmin) (COMPLETADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora