🍃.Extra 3. (Años después).🍃

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.Jeon Jungkook.

Era capaz de sentir el dolor de Jimin como si fuera propio, así que cada fibra de mi ser era capaz de temblar cuando él lo hacía, estaban siendo unos días durísimos y no era yo el único que estaba muy preocupado por él.

Se había visto reflejado en Sora y los meses que pasó con nosotros fueron suficientes para que naciese en él un amor hacia ella muy cercano a algo paternal. Ahora la chica había muerto, dando a luz a un cachorro que no deseaba, fruto de una violación.

Estaba completamente devastado.

—Se repondrá, tendrá su duelo, pero pasará.

El crepitar del fuego en la choza de mi abuela era lo único que parecía relajarme en los últimos días, así que cuando Jimin estaba acompañado por alguien de confianza y yo no trabajaba venía a refugiarme aquí.

Mientras nos manteníamos en silencio escuchamos un llanto ya muy conocido acercándose, de nuevo la cachorra de Sora parecía no tener consuelo.

Kim Haneul entró con ella en brazos, parecía agotada y negaba con su cabeza. La puerta de la choza se cerró solo a medias y yo me levanté para cerrarla al completo, pues el frío últimamente calaba los huesos.

Yo era un alfa, así que no tenía ni la más remota idea de qué le hacía llorar a ese bebé con tanto desconsuelo. Quizá era el frío, o tal vez la propia naturaleza. ¿Acaso no tenía sentido que esa cachorra sintiese la ausencia de su madre?

—Vivi no puede más, suficiente tiene con sus propios cachorros.—Contaba nuestra jefa de clan mientras se sentaba en uno de los catres con el bebé en brazos.—Nada parece satisfacerla...

—Es instintivo, ya os lo dije.—Le contestó mi abuela echándose algún ungüento en el dedo y caminando con su bastón nuevo hasta ellas y rozándole la frente a la criatura.—Ésto iba a pasar, tanto si la chica hubiese vivido como si no.

—Nuna, la busca, a quien espera es a su mamá. Por más omegas que la contengamos no sirve.

La cachorrita pareció relajarse con el pequeño masaje que le daba mi abuela con aquella pasta sobre la frente, su llanto fue más calmado, más bajo, pero igual sonaba doloroso.

—Haneul, ésta criatura ha sentido el rechazo desde el vientre. Claro que su naturaleza busca a su madre, sus latidos, su olor... Es lógico, pero, sobretodo, espera protección, dedicación y amor.

El llanto tembloroso no cesaba, la señora Kim la acunaba y mi abuela dejó de masajear su frente.

—Lo estamos intentado entre todas, Nuna. Hemos hecho todo, pero parece que nada le basta... ¿Y si...?

—Necesita encontrar su figura de apego.—Mi abuela se giró tras guardar el tarro en sus vitrinas viejas y la interrumpió.—Somos una manada, claro que nos ayudamos entre todos, pero cada cachorro tiene su figura de apego. Esa que siempre está y estará, con quien pasará todas las noches y gran parte del día. Necesita reconocer un olor y aferrarse a él.

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Había envuelto con mis brazos a Jimin durante toda la noche, soltado feromonas tranquilizadoras hasta que su sueño fue profundo y dejó de oler a tristeza. Ahora me dolían los músculos por no mover la posición en tantas horas.

Jimin había marchado al bosque con un par de omegas más y Hoseok para recoger frutos invernales y algunas hierbas que le había encargado mi abuela.

Yo me dirigía a la choza, cruzando los dedos porque hubiese algún aceite mágico que me relajase la musculatura y me permitiese trabajar en condiciones mañana, ya que sería un día duro en el taller.

De nuevo el llanto desconsolado del bebé, abrí lo suficiente para poder pasar rápido y no dejar que la corriente fría calase en los huesos de ambas. Mi abuela estaba sola con la cachorra en ésta ocasión. Le había hecho una especie de nido con hierbas frescas y tela, pero igual se agitaba sin parar.

—Ah, eres tú.—Mi abuela me miró por encima de su hombro, estaba apoyada en su bastón mientras echaba algo en el caldero puesto al fuego, no olía fuerte.—Hazme el favor y acuna un poco a esa criatura, yo estoy ocupada.

—Pero yo...

—Déjate de excusas, es un bebé, solo tienes que alzarla en brazos y acunarla. Si le das calor se calmará.

Dudaba mucho de aquella afirmación, había presenciado como las omegas del poblado se pasaban a la cachorra en un intento de calmar su llanto incesante y parecía que nunca funcionaba nada, salvo cuando estaba muy cansada y terminaba quedándose dormida aún con un leve llanto que salía del fondo de su alma.

Caminé dudoso hasta el nidito encima del catre y me froté las manos en los lados del pantalón antes de agacharme para tomarla entre mis brazos con torpeza y moverme de un lado a otro como había visto a las omegas para acunarla.

La pequeña tenía un mes y unos días, aún era muy pequeña y estaba medio arrugada. No había nacido grande y fuerte, pues Sora apenas y se alimentaba. Creo que a todos nos pareció extraño que sobreviviera de tan débil que nació, pero aquí estaba.

Era la primera vez que sostenía a un bebé en mis brazos, era ligera como una pluma y olía a leche y algo indefinido. Se removió y me asusté un poco por si se me caía.

—El celo de Baek está cerca, creo que no habíamos tenido un celo tan inestable como los que sufría Kim Taehyung antes de tener un lazo. Ya estoy vieja para ésto...

Escuchaba a mi abuela mientras mis ojos no se apartaban de la pequeña, su barbilla y labio inferior temblaban por el débil llanto, movió su carita y noté como su diminuta nariz rebuscaba en mi ropa. Trataba de reconocer el nuevo olor. Me dio pavor que comenzara a gritar aterrada si notaba que era un alfa y no una omega quien la sostenía, pero tras un rato pareció parpadear léntamente y con un suspiro se cayó.

—Se ha... dormido.

Mi abuela se giró a mirarme cuando susurré sin creérmelo, sonrió y siguió con lo suyo. Seguía moviéndome ligeramente para mecerla y me fijé en que su nariz estaba casi enterrada en mi pecho, la alejé un poco por seguridad, pero se removió buscando de nuevo aquel contacto, incluso agarrando la tela de mi ropa con una manita.

Agaché la cabeza y me traté de olisquear a mi mismo, tenía entendido que los cachorros solo aceptaban estar con alfas en sus primeros meses de vida cuando se trataba de su progenitor. Pero claro, yo no olía solo a alfa, de hecho, olía ahora mismo bastante más a omega. El aroma a miel de Jimin me inundaba de cabeza a pies.

—Le gustó como hueles.—Me apuntó con su cucharilla de madera y luego tapó de nuevo el caldero.

La puerta se abrió de golpe, una cabellera plateada con la que yo despertaba todas las mañanas irrumpió en el calor de la choza. Me miró con los ojos muy abiertos y yo me quedé quieto con la cachorra entre mis brazos.

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Sabía que debía unos buenos extras a ésta historia, así que ha sido tarde, pero aquí están. El próximo será el último.

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🍃"You Are My Garden"🍃-OMEGAVERSE (Kookmin) (COMPLETADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora