🍃.68.🍃

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.Jungkook.

Como era de esperar, al no darme más inhibidores y haber tenido contacto con mi omega, comencé a recuperarme con mayor rapidez. Ya me habían quitado la vía con calmantes, los huesos parecían sanar bien y los moratones y cortes eran menos.

Estaba sentado en la camilla mientras la enfermera me curaba una de las heridas grandes de la espalda, una vez terminase de curarme podría marcharme a mi celda.

La cortina se descorrió por el lado derecho y apareció Seon, con su gran corpulencia y cara de pocos amigos.

—Hey.

—Hey.

El alfa se metió las manazas dentro de los bolsillos del uniforme que ya llevaba, la verdad es que no sabía porqué razón había estado tres días en enfermería, pues no recordaba que estuviese muy lesionado y ahora que lo miraba era incapaz de ver si quiera un rasguño.

—Te pongo la pomada en el morado del ojo y ya estarías listo.—Anunció la chica saliendo de detrás de mi espalda y mirándome con una sonrisa.

Asentí con la cabeza y se colocó entre Seon y yo buscando la pomada en el carrito de curas y desechando las gasas usadas anteriormente. Ambos se miraron y pude ver una pequeña sonrisa en el rostro duro del hombre.

—¿Cómo conociste al chico?

Me preguntó Seon observando como su hija abría el tubo de pomada que apestaba a medicina y me lo aplicaba con un dedo enguantado con suma suavidad.

—¿A Jimin?—Pregunté de forma absurda, porque era obvio que me preguntaba por él.—En el poblado. Yo me estaba recuperando de un lazo roto, él y su hermana aparecieron en busca de Haneul, la jefa del Clan y... Bueno, simplemente pasó.

La chica elevó las cejas y con el dedo aún en alto y pringoso por la pomada espesa dijo:

—¿Un lazo roto? ¿Tenías una pareja antes de Jimin?

Asentí en medio de un suspiro suave, me sorprendí a mí mismo sin sentir el pinchazo en el pecho al hablar de Suzy. Cuando lo hacía con Jimin, o estaba él cerca parecía que mi corazón ya no sangraba por ello, pero siempre pensé que estando él lejos mi alma volvería a doler. Pero me encontraba solamente sintiendo nostalgia y cariño por su recuerdo.

—Era mi mejor amiga y, a día de hoy, supongo que ambos confundimos las cosas. O tal vez no.—Fruncí el ceño y me dolió el ojo inflamado.—Nos quisimos mucho, pero no nos amábamos, no sé si me explico.

Alcé la vista y miré a la enfermera y su padre alternativamente, el alfa se mantenía serio e inexpresivo y la chica me asintió con suavidad, instándome a continuar.

—Todos creen que marcarla fue mi mayor error y supongo que ahora estoy de acuerdo, pero fue algo que pasó y en el momento no pensé que estuviese mal. Ella lo era todo para mí y puede que no fuese la chica más buena del mundo o la mejor influencia, pero fue una parte muy importante de mi vida.

Clavé la vista en el carrito de curas, la hija de Seon había dejado con cuidado la pomada en su lugar y en la bolsita que había enganchada a un lado tiró los guantes usados.

—Según mi abuela tanto Jimin como yo estábamos destinados a encontrarnos, así que supongo que si le hago caso, gracias a lo que nos pasó a ambos anteriormente es que hoy en día nos tenemos.

Me rasqué el hombro, el que antes tenía unas cicatrices de garras profundas pero ahora solo había costra seca que me picaba.

—Ojalá Suzy no hubiese muerto y daría lo que fuera para que el pasado de Jimin no fuera tan horrible como lo es; pero si lo pienso de forma egoísta y me dijesen que si eso no hubiese pasado ahora no estaría con él, que jamás nos hubiésemos conocido...—Traté de buscar buenas palabras, porque la verdad es que me estaba sonando horrible.—Me alivia saber que aquello nos llevó al ahora, aunque yo esté encerrado por un tiempo y nos echemos mucho de menos. Cuando salga Jimin seguirá esperando por mí y si tenemos suerte podremos tener una vida tranquila juntos.

—¿Fue fácil?—Preguntó Seon cruzando sus brazos, con sus pequeños ojos negros y sus cejas espesas.

Imaginé que se refería a mi recuperación de un lazo roto, a asumir que me pasaba algo fuerte con un omega macho, a comenzar algo con una persona que estaba tan dañada.

—No.—Admití sin dudar.—Pero mereció la pena, Seon. Sigue mereciendo la pena.

Padre e hija me miraban con los ojos brillantes y me bajé de la camilla por fin, el suelo de la enfermería estaba realmente frío. Busqué las zapatillas de tela debajo de la cama y me calcé ignorando algunos dolores y un ligero mareo que me vino de agacharme con rapidez después de estar mucho tiempo tumbado y sentado.

—¿Cómo se llama?

—Yem.—Respondió el alfa con su voz grave, solamente el pronunciar su nombre pareció dulcificar su expresión.—Tiene catorce años.

Le sonreí un poco y asentí con la cabeza, él descruzó sus brazos y la chica nos abrió la cortina por el lado izquierdo, por donde solían entrar las visitas y los sanitarios, caminamos fuera de la enfermería, ninguno de los dos miró hacia atrás, sabiendo que en el mismo espacio aún estaban aquellos que me atacaron, aquellos que secuestraron y torturaron a Jimin.

—Tiene suerte.—Dijo después de haberle dicho adiós con la mano a su hija y que la chica cerrase la puerta para seguir trabajando.—Jimin, tu chico. Tiene suerte de tenerte, Jeon.

Volví a mirarlo y le sonreí, palmeé su enorme brazo y ambos seguimos al funcionario para internarnos luego en el interior de la prisión.

—Yo también la tengo, Seon. Y tu hijo también la tendrá, ya verás.

Supongo que confirmar con seguridad algo que realmente no sabía no hacía tener esperanzas a los demás, de hecho, yo odiaba las palabras positivas dichas solo para hacer sentir bien, pero verdaderamente lo creía. Era una especie de pálpito.

O tal vez era por la simple creencia de que a las personas buenas no les podían pasar siempre cosas malas. No sabía a ciencia cierta porqué Seon estaba encerrado allí, pero me lo podía imaginar y haber hablado y visto a él y su hija sabiendo porqué estaba yo en prisión solo me indicaba que eran víctimas de las circunstancias.

Seon era como Park Misuk y la enfermera como Chaeyoung, familiares de un omega macho que había sufrido, al que habían dañado.

Deseé de corazón que su futuro fuera bueno, que fueran felices.

Las puertas metálicas sonaban tras nosotros y terminamos en el comedor casi vacío, uno de los funcionarios nos trajo inhibidores y nos los tomamos mientras él nos observaba y comprobaba que no habíamos hecho trampa.

Caminamos hasta las bandejas y tomamos lo que quedaba del desayuno, no volvimos a hablar, pero nos sentamos juntos. Mastiqué la manzana con ganas y miré a nuestro alrededor, no muchas mesas más allá una cabello corto y plateado llamó mi atención.

Pavel estaba sentado solo, tomando una cucharada de algo que parecía papilla. Tenía unas feas heridas de garras que le atravesaban desde el final de la nariz hasta la barbilla, los labios destrozados. En el cuello también habían marcas de garras y moratones de dedos.

Jimin había hecho aquello, nos miramos mientras comíamos durante bastante tiempo, hasta que Seon se movió en el banco frente a mí y me tapó la visión.

—No merece la pena, Jeon.—Me dijo mirándome fijamente a los ojos.— Cumple tu condena sin añadirle más cargos y vuelve a casa con tu omega, te está esperando.

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Bueno, bueno. Ya sí que queda nada para que éste fic finalice.

Como ya comenté hace dos capítulos atrás (creo), es probable que empiece otro, no sé quienes serán las parejas secundarias, pero os leo 🍃

🍃"You Are My Garden"🍃-OMEGAVERSE (Kookmin) (COMPLETADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora