Necesitaba poner ésta canción 💜
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.Jungkook.
Había investigado cómo hacer el amor con otro hombre, aunque Yoongi me había dicho un día en el taller que nuestro instinto actuaba por nosotros y que no me preocupase yo quería hacerlo bien, porque no era solo sexo, quería que Jimin se sintiese amado en el proceso.
Sentía vergüenza y se mantenía tenso y a veces se trataba de tapar algunas zonas, sobretodo aquellas que tenían las cicatrices y marcas más grandes.
Sólo lograba que yo me centrase más en ellas, acariciando y besando aquella piel que a veces dejaba de ser suave, imaginando que esos rastros desaparecían.
Como parecía que los nervios lo traicionaban yo mismo me encargué de desvestirme, para que ambos estuviésemos en igualdad de condiciones, solamente con los boxers. Reprimí una sonrisa cuando sus ojos soltaron un destello al mirarme de arriba a abajo antes de que me volviese a acostar en la cama junto a él.
Lo besé mientras me colocaba encima suya, apoyándome con los antebrazos y una rodilla para no dejar caer mi peso al completo sobre él. Se agarró a mi brazo tenso, acarició los músculos que se marcaban en aquella posición y su beso se intensificó a la vez que con la otra mano me recorría la espalda al completo.
Con una mano acaricié su muslo, el de la pierna que tenía felxionada y poco a poco conseguí que la extendiese, con siguiendo posicionarme entre sus piernas de mejor manera. Acaricié el hueso de su cadera, uno de los lados de aquella marca en v que asomaba por el eslástico de la ropa interior.
Se removió ante el toque y nuestra erecciones rozaron, gruñí de placer en su boca y comencé a marcar un ritmo lento, consiguiendo que gimiese y sus manos se aferrasen con fuerza a mí allá donde estaban.
Y nos acariciamos mutuamente y los boxers comenzaron a sobrar y con un poco de torpeza nos deshicimos de ellos. Tragó saliva cuando, ya desnudos del todo, me tumbé boca arriba y lo coloqué encima, mis manos en sus glúteos, mis dedos llegaban a notar humedad, lubricante natural de omega.
Colocó ambas piernas flexionadas a los lados de mis caderas, se movió un poco encima mía y yo comencé a acariciar todo lo que sabía que serían sus zonas erógenas, notando cómo cada vez estaba más mojado y, por consiguiente, yo también. Además de muy deseoso.
Nos acaricié a ambos a la vez con una mano mientras iba acercando los dedos de la otra a su entrada poco a poco. Dio un respingo cuando el dedo corazón llegó justo allí y nos miramos a los ojos. No dejé de bombearnos a ambos de todas formas.
Y después de unos segundos donde pareció haberse quedado petrificado y donde quise parar antes de que entrase en pánico colocó una mano sobre la mía, la que nos daba placer a los dos al mismo tiempo y continuó mi ritmo, su mano sobre la mía. Se volvió a mover un poco y sus labios se entreabrieron dejando escapar gemidos pequeños, me mordí el labio con fuerza cuando noté que dos de mis dedos resbalaban sobre su entrada con facilidad.
Quería voltearlo, ponerme sobre él y quería morderlo.
Pero no debía hacerlo, tenía que mantener el control.
—Creo que...
Su voz se entrecortó cuando introduje dos dedos y los moví al mismo ritmo que llevábamos los dos. Y lo noté al instante.
—...Me...
Paré, él abrió los ojos que tenía entrecerrados en una expresión de placer que me tenía loco y yo me incorporé un poco, quedando medio sentado sobre mi cama, con la espalda y la cabeza apoyadas en el cabecero. Acaricié su cuerpo, su piel con ambas manos.
Él terminó por soltar también nuestras erecciones y mirándome fijamente se levantó un poco, echando su cadera un poco hacia adelante y sentándose sobre mi miembro. Tragué saliva y acariciando sus caderas lo levanté un poco, poniendo erguido mi pene para que quedase cerca de su entrada.
El omega contuvo el aliento y acaricié su extensión de nuevo, haciendo círculos en el glande húmedo y tomándolo a él de la nuca para que se acercase a besarme.
Cerramos los ojos y nos besamos, yo acaricié y esperé a que él se moviese, primero lo hizo en círculos y tuve que contenerme para no alzar mis caderas de una vez. Poco a poco sus movimientos cambiaron, una especie de vaivén, la punta ya estaba dentro y mordí su labio son los colmillos fuera sin querer. Pero él no se quejó, mordiéndome de vuelta a mí y apretándome un lado del cuello.
Y fue subiendo y bajando, de forma corta, torpe, hasta que estuvo dentro del todo y entonces subía y bajaba y comencé a acompañar su movimiento con todo el autocontrol que mi cordura me permitía.
Nos separamos, sus labios rojos y mejillas encendidas, los ojos brillantes y mechones de cabello sobre ellos. Aparté el cabello de su cara mientras seguía masturbándolo y él seguía gimiendo mientras botaba sobre mí.
Lo dejé a su ritmo. No podía creerme que estuviese pasando, pero así era.
Tenía al omega más hermoso del mundo en mi regazo, no podía negar que me causaba un poco de dolor ver las marcas de su cuerpo, saber el daño que le habían hecho y lo destrozado que estaba por dentro.
Pero ahora estaba aquí, conmigo y yo lo miraba y acariciaba con devoción y él volvió a acercarse para besarme y luego enterrar su cabeza en mi cuello, aspirando mi aroma mientras subía y bajaba, dejándome su clavícula y cuello a la altura de mis labios una y otra vez.
Lo ayudé con una mano a seguir el ritmo y él soltó un gemido más fuerte que todos los demás mientras me manchaba el abdomen con el resultado de su orgasmo y ya no pude evitarlo. No me podía controlar y aumenté el ritmo de las penetraciones sujetándolo por las caderas con ambas manos.
Sus manos pesadas sobre mis hombros, su cuello expuesto para mí. Yo no paraba de salivar, mis ojos clavados en aquella blanca y suave piel. Lo besé, gimiendo a la vez que me corría y clavaba mis dedos sobre la piel de su cintura.
Un colmillo se hincó en la piel de su cuello justo en la zona exacta, de done parecía desprender la mayor cantidad de feromonas, el lugar dónde debía ir una marca.
Me aparté asustado, pero él volvió a acercar su cuello a mi boca, agarrándome del cabello por la parte de atrás.
—Muérdeme.
Y ganas no me faltaban, lo deseaba y aunque ya ambos habíamos llegado al orgasmo aún seguía dentro de él y quería hacerlo. Por supuesto que quería marcarlo, que todos viesen y oliesen que era mío. Pero no lo hice.
Posé mis labios sobre la gotita de sangre que se escapaba de su cuello, sin llegar si quiera a gotear y luego la lamí para que el pequeño cortecito se curase rápido.
Jimin suspiró y dejó caer su cabeza sobre mi hombro, de repente todo su cuerpo me pesaba y cuando supe que era el momento nos separé.
Nos acostamos de lado sobre la cama individual, con las piernas enredadas, la piel sudorosa y el ritmo del corazón acelerado.
Eché su cabello hacia atrás y me miró a los ojos, parpadeamos varias veces antes de que él dejase de morderse el labio herido por mí y dijese:
—No me has mordido.
Sentí el dolor de sus palabras en mi pecho, mi lobo se quejó lastimosamente en mi interior y besé la punta de su nariz con cariño.
—Cuando me muerdas tú yo lo haré.
A Jimin se la abrieron los ojos en grande por la sorpresa y le sonreí, nos tapé a ambos con la sábana y la colcha fina hasta los hombros, dejé caer un brazo sobre su cintura, mientras con la otra mano acariciaba su mejilla.
Sonrió comprendiendo lo que aquello significaba. Mis intenciones eran claras, quería que nos perteneciésemos los dos, yo también mostraría su mordida en mi cuello con orgullo.
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Hice lo que pude.
Besos 🍃
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🍃"You Are My Garden"🍃-OMEGAVERSE (Kookmin) (COMPLETADA)
Fiksi PenggemarLos mellizos Park llegan al Clan Kim en busca de protección después de años huyendo junto a su madre. En un mundo dónde los omegas son infravalorados, usados y vendidos, ser un omega macho significa no tener nunca una vida tranquila y feliz. Park Ji...