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La mañana siguiente Jinnie entró a mi cuarto y me encontró en el suelo.

-Jiminie que haces en el suelo, ¿estás bien? Le hablaré a mamá.

-No Jennie estoy bien, solo me quedé dormido, haciendo ejercicio.

La verdad es que me mataba la espalda y un hombro, como pude me levanté y Jinnie se aventó a mis brazos y se quedó aferrada a mi cuello por unos minutos.

-Arréglate para la escuela es tarde.

Ella salió de mi cuarto, contemplé la puerta como si pudiera verla a través de ella, me puse mi uniforme, y arreglé mi mochila y mi maleta para mi clase de danza, me detuve frente a mi espejo, "¿Cuando te iras?

-Cariño llegó Tae.

-Ya voy madre.

Salí corriendo, no sin antes despedirme de mi madre con un beso en su mejilla como siempre, subí al auto de Tae, y lo primero que hizo fue levantar sus dos cejas con un gesto sugerente.

-Y bien ¿cómo te fue con el chico nuevo?

-No me fue nada, y no pasara nada ok, mientras menos sepa de él mejor.

Hice un gesto de molestia pues la espalda me dolía, la verdad no recordaba en qué momento me quedé dormido,  y que no me haya despertado en toda la noche. 

Como siempre Tae y yo llegamos a la escuela robando miradas, era una de mis partes favoritas del día, me fascinaba que se escucharan los cuchicheos y cómo las personas dejaban de hacer lo que estuvieran haciendo para voltear a vernos, la verdad es que Tae era un rompe corazones, muchas y muchos querían algo con él,  pero él no saldría, con nadie de la escuela, él ya salía con alguien, ni yo sabía quién era, y yo no hacía preguntas, sabía que él me contaría cuando se sintiera seguro, por mi parte casi toda mi vida estudiantil fui el patito feo que se convierte en cisne, cambié hace dos años,  bajé de peso y mi cuerpo cambió y mi rostro, y comencé a volverme popular,  la danza me ayudó mucho,  y el tener a Tae como mejor amigo me contagió de su popularidad.

Cuando me acerqué a mi casillero ahí estaba él recargado de espaldas con las manos en los bolsillos, su camisa de fuera, su cabello desaliñado, perdido en su celular. 

Me detuve en mi caminar, y Tae se detuvo a mi lado.

-Ahí está tu nada.

Y me codeó con una enorme sonrisa, continúe mi camino a mi casillero, ignoré al individuo que estaba a lado, abrí mi locker, para meter mi maleta y sacar los libros del día, pero sobre todas mis cosas había un pequeño chocolate, era un Kiss, lo contemplé por unos segundos y se quería escapar una sonrisa en mi boca pero logré retenerla, tomé el pequeño dulce y se lo dejé sobre el pecho aquel muchacho, le dí una mirada fulminante, azoté la puerta de mi locker y me dirigí a mi salón, Tae observó todo con cara de sorpresa, corrió para alcanzarme porque ya me había adelantado.

Llegamos al salón e intenté mejorar mi ánimo para que Tae no preguntara nada acerca de lo sucedido, pero obviamente todo era en vano.

-Puedes decirme ¿qué está pasando?

-No Tae no puedo porque ni yo sé, ¿ok?

Me recosté sobre mis brazos mientras esperaba que el maestro llegara, tenía mi mirada hacia la ventana, y comencé a repasar todo lo que pasó el día anterior, ¿porque dijo eso? Él no me conoce, no sabe qué me pasa, seguramente no tiene metas ni sueños en su vida y cree que puede venir a juzgar los míos.

Sin darme cuenta el salon se quedó en silencio y cuando giré mi rostro él estaba agachado para quedar frente a frente, nuestras miradas se cruzaron y sentí como mi corazón comenzó a acelerarse, y sin saber porqué me ruborice, y desvíe la mirada, "maldita sea, soy tan débil que no pude sostenerle la mirada" él no se movió ni un milímetro y regresé la vista otra vez, sostenía el Kiss entre nosotros, y ahora mi cara fue de duda.

-¿Qué significa esto?, en realidad prefiero las paletas o los tamarindos pero por venir de tí me lo comeré con gusto.

-¿Qué? Yo… ah… yo… pero, tu no, yo no… 

-Buenos días Chicos, por favor tomen sus lugares.

Jungkook se levantó, y se fue a su asiento hasta atrás, volteé a ver a Tae aún con mi cara de sorpresa.

-Tontito, yo te dejé ese chocolate, se que estas cuidando tu peso para el solo y por eso fue uno pequeño.

-Pero Tae!!... ahora él y yo ash … ya nada… olvídalo….él creerá… ash ya olvídalo.

Esa mañana estuve más quieto de lo normal, no sabía como safarme del error que había cometido, dándole el chocolate a Jeon y que éste pensara que yo se lo había dado por algún motivo, la verdad es que planeaba no tener más interacción con él por lo que sabía que ahí quedaría todo. 

Sonó la chicharra para el receso, y todos los alumnos salían como rayos de las aulas para poder reunirse en el comedor y poder despejarse de sus deberes por unos momentos.

Triste Trastorno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora