Llegué a casa, todo estaba apagado, supuse que él se había ido, y la verdad no me importaba, fue al refrigerador y saqué el helado que Yohan había traído, lo saqué del congelador, y comencé a comer entre llantos, quería desaparecer toda la amargura que había en mi corazón.
Cuando me sentí satisfecho "solo fueron un par de cucharadas" guardé todo y me fui a la sala, y me senté en el sofá, repasando todo lo que había sido mi día, y como había terminado, lloré un poco más en silencio.
-¡Perdón!
Se escuchó un susurro en la escalera que hizo sobresaltarme por un momento, intenté enfocar la vista, era Yohan, en su pijama, sentado en los últimos escalones, la verdad intenté ignorarlo, no sabía qué decir, y es que era un chico tan correcto que después de pensarlo yo me sentía como el lobo y el mi cordero.
-¡Ve a dormir ya es tarde! Ya no saldré más.
Escuche como exhaló pesadamente al escuchar mis palabras, en algún momento de nuestra rutina habíamos intercambiado roles y yo era el maduro y el que daba órdenes.
-Yo, no sé lo que me…
-Así déjalo Yoyo… hagamos como que éste día nunca pasó, y ya está, ve a dormir.
Él no se movió, ni yo me moví de mi lugar, ambos estábamos ahí generando cada vez más un aura incómoda, haciendo que fuera pesado pensar, incluso respirar, quería escapar a mi cuarto pero él estaba ahí tapando el paso de la escalera, y no quería hablar con él, sentía entre culpa, vergüenza, enojo, y tristeza, ¿cómo es posible sentir tanto?
Me levanté con pesadez, me acerqué a la escalera y el ni se inmutó.
-Ven vamos a dormir ya es muy tarde, mañana será otro día.
Levantó su cabeza como perrito regañado, contempló mi mano, y se rindió, tomándola, se levantó de la escalera y lo llevé a mi cuarto como niño pequeño, lo hice que se sentara sobre la cama.
-Todo está bien ¿si?, sé lo que dije, pero jamás haría que traspasaras tus barreras, fui muy egoísta.
Aún nos faltaba por convivir una semana completamente solos así que había decidido el camino más elocuente, y quizás también me hizo entrar en mis cabales el ver a Jungkook o sentirlo, él siempre lograba hacerme poner los pies en la tierra, y sin quererlo una vez más lo hizo.
Era temprano y ya sentía como alguien me jalaba de los pies, y poco a poco me jalaba las cobijas.
-Mamá déjame dormir, habla con el director, y dile que necesito unos días más.
-Jimin… tu mamá regresa en una semana.
-¿qué? Ah Yohan, ¿no puedo hacer una excepción hoy?
-Lamento decirte que no pequeño, vendrá Tae por ti hoy? Dijo tu mamá que él siempre pasaba por ti.
-Lo dejó de hacer cuando… Cuando Jungkook venía por mí, olvidé preguntarle.
-Bien, entonces te llevaré hoy, date prisa para que desayunes.
En realidad no quería ir a la escuela, porque quería evitar todos los rumores y cosas que se dicen o dirán a mi alrededor, y porque quería evitar a toda costa toparme Jungkook, pero sabía que Yohan "el incorruptible", no me dejaría faltar.
Bajé a la cocina y ya estaba servido mi tazón, afortunadamente seguía siendo las mismas porciones y aunque lo disimulaba bien, aun me daba nervios estar comiendo "tanto", pero por otro lado el cambio en mi organismo fue muy bueno, tenía más energía y un poco más de fuerza, he mejorado un poquito, ya como, aunque aún sigo con algunas manías como medirme las muñecas, y me observó en los espejos revisando mi abdomen, cuando nadie me ve.
Terminé el desayuno, en esta ocasión él no desayuno conmigo, me lavé los dientes y fui por mi mochila, sentía una opresión muy grande en el pecho, Yohan estaba en el auto esperándome, y notó mi nerviosismo.
-Todo estará bien y si necesitas que vaya por ti no dudes en llamarme.
-Gracias Yoyo, solo es la escuela.
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Triste Trastorno
FanfictionNo todo es lo que parece, lo que vemos fuera de nuestras casas son fachadas, mascaras que construimos para presentarnos ante los demás, a pocas personas les damos acceso a nuestro verdadero yo, y la persona que se queda aún conociendo lo más crudo y...