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Al llegar a la escuelas las cosas se sentían extrañas, había murmullos a mi alrededor pero en esta ocasión no me sentía bien de ser objetivos de miradas y cuchicheos, cuando llegué busqué a Tae, pero no lo ví por ningún lado, Jungkook me acompañó a mi casillero, pero sorpresa me llevé cuando vi que estaba tapizado de folletos de centros de atención de problemas alimenticios, ¿es una maldita broma? estaba furioso, y arranque toda la maldita propaganda tirándola al suelo, cuando terminé de romper todo y soltar mil maldiciones al aire, apareció la prefecta junto con Tae, que al parecer había ido por ella para que se percatar de lo que estaba sucediendo en ese momento en mi casillero.

-Bien chicos es suficiente, todo mundo a sus salones, no hay nada que ver aquí, ¿cuándo será el día que maduren? joven Kim por favor ayuda a Park y a Jeon a recoger toda la basura, investigaré quien es el responsable de todo esto.

Cuando los alumnos se discipaban y las cosas estaban volviendo normales abrí mi locker e inmediatamente cayeron cientos de barras energéticas y golosinas como si hubieran sido metidas a presión, mis pies estaban rodeados de cientos de golosinas.

La prefecta observó incrédula, formando una notable cara de molestia por tal broma.

-Tranquilo Park, vayan a su salón yo llegaré al fondo de todo esto.

Caminé sin emitir ninguna palabra o reacción alguna, la verdad es que tenía tanto desgaste mental que ese tipo de estupideces no lograron hacerme nada, y por supuesto que sospechaba quien estaba haciendo este tipo de cosas.

En clases Tae comía chocolates sin parar mientras me observaba de reojo, quizás pensaba que me molestaría por estar comiendo los chocolates de la broma de la mañana, pero no podía estar más equivocado, incluso me daba un poco de gracia.

Llegó la hora del receso y por primera vez, caminé junto con Tae al gran comedor, de verdad que tenía todas las intenciones de mejorar, pedí lo más sano que pude encontrar y en porciones muy pequeñas, se que debía empezar con pasos chiquitos, cuando Tae vió mi charola solamente suspiró, nos sentamos con algunos compañeros, ellos interactúaban con él, reían y bromeaban, mientras yo me sentía un pez fuera del agua.

Cuando estaba por terminar Jungkook llegó y se sentó a mi lado, dejando una manzana en mi charola, mi mirada se centro en la fruta, yo consideraba que ya había comido suficiente, así que la tomé y le dije que la guardaría para después, me levanté de la mesa y me excuse con ir a ensayar con el tiempo que me quedaba.

Mientras caminaba hacia el salón, la sensación de haber comido demasiado me estaba invadiendo y empezaba a sentirme con mucha ansiedad, me desvié de mi camino, llegué a los baños, y sin más, me provoque el vómito, regresando todo lo que había comido en el comedor, odiaba vomitar, pero podía calmar la ansiedad que se generaba en mi cerebro.

Salí del cubículo y me enjuagué la boca, limpié las lágrimas por el esfuerzo, mis manos estaban temblando, iba a comenzar a desmoronarme, "falta poco Jimin, aguanta un poco más, solo una semana más", y después de repetirlo como un mantra en mi cabeza, salí rumbo al salón de usos múltiples, me quité los zapatos y calcetines como siempre, me puse mis auriculares, reproduje la pista, me coloqué en posición, y comencé a bailar, me fascinaba esa sensación cuando bailaba, observé mis movimientos en el espejo, inspeccionaba cada detalle de mi rutina, mis giros y acrobacias, controlaba cada músculo de mi cuerpo, era tan consciente de mi cuerpo desde el dedo pequeño de mis pies hasta la punta de mis dedos de las manos.

El resto del día transcurrió normal, Jungkook me llevó a casa después de la escuela y se quedó un rato, compartimos un tiempo en mi recámara y platicamos un poquito del futuro y tonterías, tuvimos una apasionada sesión de besos, que solo quedó en eso, ya que mis hermanos estaban en casa.

Triste Trastorno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora