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Llegó el fin de semana, era el último antes de regresar a la escuela, mantuve toda la distancia que pude con Yohan, y él no hizo presión al respecto, el sábado me lo pasé en cama, viendo Netflix en la recámara de mamá, Tae había venido el día anterior, después de la escuela, se había preocupado por mi borrachera del día anterior.

Eran alrededor de las 6 de la tarde ya me había cansado de estar todo el día en cama, salí de la recámara y me asomé a la mía pero no estaba Yohan, seguro se había ido a trabajar, cuando llegué a la planta baja escuché un sollozo, me acerqué con cautela y era Yohan, me quedé en el marco de la puerta no sabía qué hacer, estaba recargado sobre la mesa ambos brazos cruzados y su cabeza oculta en estos, me sorprendía escucharlo tan débil y triste, el siempre tenía una sonrisa para todos y nada le quitaba el ánimo, si lo sabré yo que lo he puesto a prueba demasiadas veces.

En ese momento mi corazón se hizo chiquito, me dí cuenta que no soy el único que sufre y que he sido muy egoísta, caminé en silencio hasta acercarme a él, lo dude por un segundo, pero que más da, él me ha consolado tantas veces, lo abracé por la espalda y recargue mi cabeza en la suya, se tensó un poco al sentirme, pero después de unas leves caricias en la espalda se relajó.

-El mundo es una mierda pero tarde que temprano todo se compone.

-Pequeño... si sabes que eres malísimo dando ánimos.

-Por lo menos te hice reír un poco

Me senté al lado de él, dejando aún mi brazo sobre su espalda.

-¿Quieres hablar?

- Mmmh, es mamá, ayer se cayó y se fracturó una pierna, ella ya es un poco grande, vivimos los dos solos y tuve que cuidarla, por eso no pude regresar, una amiga suya fue el día de hoy para estar con ella, se quiere regresar a Busan, a casa de mis abuelos, y dice que quiere dejar de ser una carga para mi, jamás ha sido una carga, es mi más grande apoyo, mi confidente mi amiga, siempre hemos sido ella y yo, nunca nos hemos separado, pero en esta ocasión ella está muy decidida a irse.

-¿Y qué planeas hacer?

-¿Qué puedo hacer pequeño yo me voy en un año para mi especialidad y tarde o temprano iba a pasar.

-¿A dónde te irás?

-A Japón para mi especialidad en enfermería.

No pude evitar entristecerme un poco, además de mamá él había sido mi constante en todo mi caos, y estaba comenzando a generar algún tipo de cariño hacia él.

-Ven vamos te enseñaré un lugar.

Salimos corriendo que no lo dejé ni reaccionar, le pedí las llaves de su coche esta vez yo manejaría, después de conducir un poco me estacioné y le sonreí.

-No es tu...

-Si, anda, vamos es justo a tiempo.

Entramos corriendo y atravesamos todos los pasillos, yo lo jalaba de la chamarra, y entramos al gran auditorio de la escuela, nos sentamos en los asientos que no estaban iluminados.

-¿De qué se trata todo esto?

-La escuela presta el auditorio para los ensayos de la orquesta, mientras está en remodelación su auditorio, Shh ahora silencio o nos sacaran.

Escuchamos a la orquesta ensayar y afortunadamente era música alegre, si no, Yohan y yo seriamos un mar de lágrimas, la verdad es que era un buen show gratuito, no pudimos evitar recargarnos uno más cerca del otro.

De repente una luz nos iluminó.

-Hey ustedes dos no tienen autorización de estar aquí

-Soy yo Sr. Lee, Jimin.

-¡Oh! Jimin ya no te había visto por estos rumbos. Está bien, pueden quedarse pero en silencio, y nada de besos y esas cosas.

Solo pude carcajearme mientras Yohan se ponía rojo como tomate, eso me dió ternura, es más grande que yo y se comportaba como el me dice, como un crío.

-¡Tranquilo! No voy a besarte más, me lo dejaste claro

Me volvía a acomodar en el asiento, cuando de pronto Yohan me jaló de la sudadera acercándome a él, me desconcertó lo que estaba haciendo, quedamos a centímetros uno del otro, mis manos quedaron en su pecho y él con la otra mano acariciaba mi cuello y mejilla, sin ser consciente humedecí mis labios, la música de la orquesta a todo lo que daba y nuestras miradas conectadas, estaba confundido, ¿porque? ¿Ahora que está haciendo? Y mientras me hacía miles de preguntas en la cabeza, de un momento a otro él acortó la distancia entre nosotros, se apoderó de mis labios, y yo le correspondi, fue un beso tierno y delicado, él saboreaba mis labios, como si fueran dulces.

-¡Les dije que son besos y esas cosas!

Tomé la mano de Yohan y salimos corriendo tras bastidores, esquivando el ensayo llegando a camerinos y nos encerramos en un cuarto de triques y esas cosas, era muy obscuro, teníamos el corazón al limité, estaba seguro que si nos encontraba el señor Lee nos sacaría a patadas, mientras intentábamos calmar nuestras respiraciones seguíamos agarrados de la mano y reíamos bajito por la travesura, Yohan me acercó de nuevo a él y nos besamos de nuevo, primero fue un beso tierno, y poco a poco fue subiendo la intensidad, aunque yo le correspondí me quedé inmóvil mis manos a mi costado aferrándose a mi sudadera, porque sabía que si lo tomaba entre mis brazos no podríamos parar, él también se comportó, a pesar de la intensidad del beso sus manos se quedaron en mi cabello y una en mi cintura, aunque había hecho un gesto que me había desconectado del mundo hace rato, me sujetaba contra su cuerpo y una pequeña porción de sus dedos se introdujo por el borde de mí pantalón.

Cuando no pude más mis manos viajaron a su cuerpo, sujete su cuello y con el otro brazo lo rodee por la espalda, el calor había aumentado considerablemente, de fondo aún se podía escuchar la orquesta, mis manos tomaron el zipper de su chamarra y poco a poco lo fueron bajando, pareció estar conforme con eso, la deslicé sobre sus hombros para quitarla, cayendo al suelo, me dirigí al borde de su playera la levanté un poco, me sorprendió mi audacia, nunca soy el que toma la iniciativa y en esta ocasión, yo era el que pedía más, hacia calor, y los jadeos ahí dentro eran deliciosos...

-Espera Jimin... no podemos...

-No me rechaces, quiero sentirme querido y deseado, aunque no sea verdad, solo por hoy, lo necesito, te necesito.

Me abracé a él, y escondí mi rostro en su cuello, no quería sentirme vulnerable de nuevo, no quería sentir dolor, solo quería sentirme bien, sentirme vivo aunque el mundo se cayera al día siguiente.

Salimos del cuartito sin pronunciar palabra alguna, esta bien, lo entendía todo, había sido un error más y Yohan no pasaría ninguna barrera más, nos subimos al auto, y desvíe mi mirada hacia la ventana, no quería que notará la decepción en mis ojos, por volver a ser rechazado

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Triste Trastorno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora