L O B I T O ||TAEGI

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4:35 am, el insomio consumía por completo y no podía pensar en otra cosa que no sean sus problemas atormentándole y en el pequeño canino. Solo allí se dió cuenta de lo mucho que lo hechaba de menos, había pasado una semana de lo ocurrido y reflexionó mejor las cosas, aceptó su comportamiento estúpido. Pero ya era demasiado tarde, él se había ido, había huído del alfa como todos solían hacer.

De un momento a otro se encontraba colocándose un abrigo el cual hacía juego con sus pantalones anchos, se apresuró en arreglar su apariencia ligeramente y salió por la puerta trasera. No tenía miedo de que alguien pudiese entrar a robarle pues no había nadie en la zona, así que siguiendo la luz de la hipnotizante luna llena caminó por el bosque.

El frío se intercalaba por su cuerpo, aún así era soportable, se aterró al pensar en el pequeño canino el cual seguramente la estuviese pasando mal allí afuera, sus instintos se alertaron y nuevamente quiso golpearse por la estupidez cometida anteriormente, y más aún ser un egoísta el cual durante esa semana no pensó en cómo se encontraría Agust. Pero no había tiempo de lamentarse, su lobo rugía con tal de salir y él como fiel creyente de los instintos de este se quitó torpe y apresuradamente la ropa dejandola hacia un lado de un arbol cercano.

Respiró hondo y dejó que el instinto lobuno lo dominase por completo mientras sentía que su conciencia cada vez era menor conforme se transformaba dejando paso a un gigante lobo de pelaje completamente negro, así como la mismísima noche, sus ojos cambiando de color, sus orejas rectas mientras detectaba al lobo y su pelaje en demasía junto a sus fuertes patas tocando el suelo.

El lobo de Kim era un lobo ciertamente alterado debido a químicos ilegales que recibió cuando se encontraba en la panza de su progenitora, esto gracias a que la misma se encontraba demasiado débil no teniendo de otra que inyectar y beber líquidos. Así fue como el alfa de Taehyung podría fácilmente vencer a cualquier lobo que se le cruze, era del doble de tamaño que llegaría a ser uno normal, sus sentidos también sufrieron el cambio y eran más agudos que de algún otro y su aroma era muy potente, razón por la que nadie se le acercaba.

Fue llamado de diversos apodos durante su vida al sufrir de esta condición, solo bastaba con gruñirles y desaparecían de su vida, porque sí, era muy temible en demasiados aspectos.

El gran alfa corría con su máxima velocidad a cuatro patas, ansió tanto este momento en el cual pudiese tomar el control que sus ojos se volvieron de color rojo oscuro a la vez que brillaban, estaba cegado por el olor que se percibía a metros de él y no dudaba en ir a su objetivo.

Más cuando este estaba combinado con terror.

No dudó en seguir corriendo, un aura de posesividad y enojo lo nubló completamente, no tendría problemas en arrancarle la cabeza a cualquiera que se interponga en su camino.

Gruñó lo suficientemente audible cuando divisó a dos lobos y un pequeño chico apenas visible, eso fue lo de menos pues iba directamente a los lobos.

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