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La puerta principal fue golpeada con fuerza mientras el alfa ingresaba por ella, dicho sonido hizo que Yoongi se sobresaltara y mirase en dirección al alfa, estaba a punto de dormirse.

- ¡Yoongi!- Se acercó a pasos rápidos hacia el mencionado y cuando la cercanía se lo permitió acarició el fino rostro el cual se encontraba rojizo y un poco hinchado- ¿Qué sucedió?

Min no sabía si contarselo, tenía miedo, mucho miedo de las consecuencias. Quedó en duda por varios segundos en los cuales debatió si inventar una excusa o decirle la verdad.

- Él es-está aquí, alfa- Sollozó mientras temblaba en busca del tacto del mayor, el pecho de este vibró gracias al gruñido que emitió.

- ¿Él quién?- Preguntó mientras acariciaba el rostro del omega el cual se derramaba lágrimas.

-

Mi papá, alfa, tengo miedo- Susurró mientras se aferraba al cuerpo ajeno.

- No dejaremos que nada te pase, omega- Gruñó el alfa.

[...]

Calmar a Yoongi no había sido tarea fácil, ahora se sentía más tranquilo pues el omega se encontraba con él. Claro que no tenía casi ni información del padre de Min, de todas formas no dejaría que nada le pasara al pequeño, ya aparecerá el momento indicado para hablar del tema, por ahora se encargaría de cuidarlo en lo que quedaba de su celo.
Sus largos dedos se deslizaban por los finos cabellos rubios del omega con la intención de brindarle confort y paz, al mismo tiempo que desprendía feromonas para tranquilizarlo.

[...]

El calor del café se hacía presente en su garganta mientras el líquido bajaba por la misma, su casa volvía a estar en completo silencio debido a que el menor estaba durmiendo. Aún no podía dejar de pensar en aquel intruso que tanto atemorizaba al omega, necesitaba saber cuanto antes de las cosas antes de que sea tarde.
También se encontraba sorprendido gracias a las recientes emociones de su lobo y cada vez más las sospechas de que eran almas unidas se hacían mayores.

Claro que había leido un poco en la biblioteca sobre ello, si le preguntaras meses atrás sobre el tema se reiría en tu cara.
Confió y confía en los instintos de su lobo, cómo no hacerlo cuando este fue el único que lo acompañó cuando todos le dieron la espalda, y claro, lo acompañaría hasta el día de su muerte.
Ya no quedaban más dudas de lo ocurrido, no iba a dudar de su lobo interior.

Agradecía que el frío no estaba presente, hoy raramente se sentía un poco bien, suspiró mientras caminaba hacia su habitación, el cansancio lo consumía y lo único que deseaba era dormir con el pequeño a su lado, después de todo es el único que lo relaja de una manera indescriptible.
Estaba pensando en llevarlo a algún lado cuando su celo terminase, quería que conociese demasiados lugares bonitos, tanto él como su lobo querían hacer las cosas bien.

Definitivamente no estaba preparado para lo que sus ojos iban a ver al abrir la puerta de la habitación.

Min estaba haciendo un nido con su ropa, mierda, claro que no le molestaba en lo absoluto, pero el omega estaba en un pequeño nido con su ropa, al notar su presencia sonrió, su sonrisa de gomita conmovió el corazón del alfa, y bueno, no solo su corazón.

- Alfa~, venga conmigo al nido- Suplicó mientras hacía un puchero jodidamente tierno- Lo hice solo para usted, para nosotros.

- Yoongi- Fue lo único que pudo decir en respuesta, estaba sorprendido y su alfa aullaba. Al pestanear nuevamente ya se encontraba bajo Yoongi mientras este tenía sus manitas ocupadas quitándole la camiseta, sus ojos habían cambiado al color tan característico e hipnotizante de su omega.

Yoongi no era un omega atrevido y hasta donde tenía entendido si un omega era sumiso en su celo sería el doble, pero al parecer este omega parecía ser todo lo contrario. Claro que Taehyung tomaba el control de todas formas, pero el pequeño se volvía un caprichoso y atrevido.

- Mgh, omega- Gimió al sentir las desnudas piernas de Min rodear su cintura al igual que su culo presionando contra su descubierto pene.

Los rosaditos belfos del menor se juntaron con los de Kim, formando un beso, el alfa aprovechó para cambiar de posición quedando arriba de este mientras con sus finas manos recorría el pequeño cuerpo debajo suyo, recibiendo así diversos gemidos y jadeos de parte del contrario.

La lujuria, el placer y el amor desbordó esa noche en aquel nido formado con dedicación por el omega rubio, el cual estaba satisfecho ante la recompensa.

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L O B I T O ||TAEGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora