Hay quienes alaban dioses por una recompensa celestial, sin embargo yo estaba atrapada con mi dios personal que era tan despiadado como el que relatan en las sagradas escrituras cristianas. Yo había encontrado en el amor la distorsión de una eternidad, puse en mi esposo el peso de una divinidad, me dejé guiar a su nirvana enfermizo, donde vivía una permanencia, era mío, mi dios sexual nunca me dejaría escapar, y tampoco quería irme. Esa era su lunática forma de amarme, y yo estaba encantada con su amor, era la maniática manera de amar de un criminal, de un hombre homosexual, de un padre trastornado, una mezcla letal de los tres que me hacía inmensamente feliz…
—De acuerdo, lo acepto. Yo estaba obsesionado con Jojo, y esa obsesión te trajo a mí, vida mía. Lo que sentía por el profesor Hardy no es lo mismo que siento por ti, es diferente, abismalmente distinto. Mi desquiciada fascinación por ti me ha vuelto un reverendo imbécil, me tienes atado del cuello cómo tu maldito perro, y me gusta, por favor ajusta más mis malditas cuerdas, no me dejes respirar sin ti. No quiero hacerlo sin ti, Mari.
—Te amo, Alec. Los deseos de mi corazón se han cumplido contigo —me abracé a su pecho sintiendo el confort exquisito de estar segura bajo la protección de mi padre.
—Tu embriagante benevolencia de aceptar todo lo que te ofrezco por amor es sublime, insuperable. Estoy perdidamente enamorado de ti, bebé. Jojo solo fue el puente para estar juntos, tú eres mi verdadero amor, solo tú... Eres tú, mi Mari.
—No te quiero cerca de mamá, no lo soporto —lenta y suavemente conseguí calmar mis tormentos, besé sus labios y me atreví a más—. ¿Te divierte torturarme, padre? ¿Por qué me devuelves a mamá precisamente en nuestra luna de miel? No entiendo…
—Fue mi promesa, vaquita. ¿Lo recuerdas? Dije que te devolvería a tu madre cuando te convirtieras oficialmente en mi esposa, y lo eres. Nuestra amistad es sagrada, y un amigo siempre cumple su palabra.
Atacó mis labios con voracidad y no logré contenerme, me colgué de su cuello frotándome sobre su pene, de inmediato me atrapó en sus brazos ahogándome en su divino perfume sofisticado, entre risas coquetas me condujo a otra habitación donde un bello diván sirvió para besarnos sin mesura, y frotar nuestros cuerpos. Aparté mi excitación para resolver otra incertidumbre latente que me estaba atormentando, los anhelos que estaban escondidos en mi corazón me estaban asfixiando…
—Me gusta todo de ti, te prohíbo que cambies, te amo más que a mí misma, de alguna manera me ataste a tu cuerpo y vivo presa de nuestra ordeña como una jodida desquiciada... Yo… He llegado a la cima de la locura por tu amor, por tu modo de consentirme, de cuidarme... Estoy loca por ti, y no me importa nada... Quiero saberlo... ¿Soy tu hija biológica? ¿Ese es el secreto que te empeñas en ocultar? ¡¿Lo soy!? ¿Eso es lo que estás evitando que Misha me confiese?
—¿Saberlo importa para ser felices...? Vaquita, nada bajo este cielo me va a separar de ti, mucho menos nuestra genética.
—Lo sé, mi amor. Pero no quiero secretos entre nosotros, no quiero enfados, y tampoco malos entendidos. ¿Eres mi padre de verdad?
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Lactancia Materna
Ficción General¿Alguna vez has pensado que un embarazo cambiaría tu vida? El destino de Marina Hardy cambia radicalmente cuando se vuelve nodriza del único hijo de Alec Mulroy, un viudo alcalde ruso aparentemente normal que esconde mucho más que corrupción. Ella s...