¿Alguna vez has pensado que un embarazo cambiaría tu vida?
El destino de Marina Hardy cambia radicalmente cuando se vuelve nodriza del único hijo de Alec Mulroy, un viudo alcalde ruso aparentemente normal que esconde mucho más que corrupción. Ella s...
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—”Detuve el tiempo, le pregunté tu ubicación, y te encontré en el fondo del mar…—desde los confines de mi oscuridad la melodiosa voz de Alec cantando en otro idioma me obligó a parpadear, no recordaba lo que había sucedido—. Tus ojos están llenos de brillo, llena de luz está tu mirada…”
—Dios… ¿Mi amor…? —Un fuerte aroma a incienso invadió mi olfato obligándome a toser, parpadeando levemente luchaba con la claridad para encontrarme con sus hipnóticos ojos azules—. ¿Qué sucedió?
—*Tus ojos me tocan, y sin embargo me dicen “no me toques”...—no era la primera vez que me cantaba esa canción, me removí sintiendo el dolor en mi cuerpo, estaba acostada en la cama y mis tobillos pesaban, al moverlos un gracioso sonido interrumpió el silencio, tenía demasiadas pulseras de cascabeles puestas, levanté mi pierna para mirar más cerca y su endemoniada sonrisa me alertó—. ¿Te gustan? Quiero que uses esas tobilleras todos los días.
—¿Cascabeles…? Son algo… Ruidosos.
—De eso se trata, Mari. De esta forma sabré en qué parte de la casa estás, ¿no es grandioso? Las tobilleras hacen el ruido suficiente para controlarte como me gusta. ¿Bebé tiene sed?
—Sí, señor —recibí la enorme taza de chocolate caliente que me entregó revisando mi cuerpo, olía a perfume y tenía hojas extrañas sobre mis piernas, varios hilos de humo salían de raros tarros posados en los veladores, retiré una hoja de planta de mi muslo acercandola a mi nariz para olfatear—. ¿Qué es esto…?
—Algas marinas, leí que dejan la piel muy suave… Lemus dejó estos potes nuevos, son suecos…—me mostró un frasco de crema, la etiqueta estaba en otro idioma así que desistí de intentar leer las indicaciones, esparció un poco en su mano y comenzó a aplicarme la crema en el brazo mientras retiraba las algas—. Perdiste el conocimiento durante la ordeña, cielo… Debes alimentarte mejor para resistir mi ritmo, ordenaré una dieta especial para ti.
—¡¿Me desmayé otra vez…!? ¡Madre mía…! —Agité mis manos alertada y fue cuando me percaté que tenía el mismo estilo de pulseras en las muñecas—. ¿También aquí…? ¿Soy un gato para ti…? —Me levanté para caminar alrededor de la cama y escuchar el sonido, para ser sincera no estaba nada mal, me causó gracia el tintineo de tanto cascabel junto, riendo movía mis joyas porque mi caballero consentidor estaba de regreso—. ¡Suena hermoso, me gusta! Gracias, papi.
—Mari… —Los ojos de Alec se abrieron enormes por la sorpresa, me tomó de la cintura para devolverme a la cama y besarme—. Volviste a mí en el envase perfecto para ser mi esposa, todas estas anomalías que tienes y piensas que son defectos son tu mejor atractivo. Estas rarezas de tu nueva vida son tus virtudes, tu carácter es distinto al que tenías antes de morir, incluso tus gustos, y ese instinto de ver el lado bueno de las cosas. Eres extrañamente inapropiada para mí... Además, Raymond te adora, ¿necesito otro motivo para ser feliz contigo?