¿Alguna vez has pensado que un embarazo cambiaría tu vida?
El destino de Marina Hardy cambia radicalmente cuando se vuelve nodriza del único hijo de Alec Mulroy, un viudo alcalde ruso aparentemente normal que esconde mucho más que corrupción. Ella s...
Reglas generales: La nodriza tiene prohibido presentar quejas durante el suministro de leche.
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—Soy más valiosa para el alcalde de lo que imaginas, por supuesto, soy su esposa…—Estaba a punto de expresarle un par de buenos insultos a la nodriza cuando la puerta sonó—. ¡Adelante!
—El patrón le envía el desayuno... —Dasha solicitó permiso para entrar, cargaba una bandeja de comida que al instante me abrió el apetito, pero cuando vio a Masha se quedó quieta—. ¿Sestra...? ¿Por qué no me avisaste que vendrías de visita?
—¡Didi! ¡Oh, te ves muy pálida! ¿Estás enferma? —Masha le arrebató la bandeja al pajarraco dejando mi comida sobre el velador para luego llenar de mimos a Dasha, el estómago se me revolvió ante la perturbadora escena—. Debes alimentarte mejor, bonita.
—¡¿Qué...!? ¿Bonita!? ¡No me hagas reír, Masha! Dasha se quiere alimentar pero de mis sobras, sobre todo de la leche de mi marido. ¿Cierto, empleada?
—¡Cállese! ¿Por qué no regresas a esa esclava a tu finca, sestra? ¡Por favor llévatela pronto! ¡Esta maldita niña logró engatusar a mi Alec! ¡Ella volvió loco al alcalde! —Se quejó Dasha armando un alboroto, y madame Masha la abrazó para consolarla.
—¡No me jodas, Masha! ¡¿Te pondrás de parte de ese pajarraco horrible!?
—¿Por qué insultas de esta manera a mi hermana, criatura? Te pido un poco más de respeto —las palabras de Masha formaron una revolución en mi cabeza, todo era muy macabro, demasiado maligno de imaginar.
Me levanté presa de un asombro vertiginoso, abrumador. ¡No era posible!
—¡¿QUÉ...!? ¡¿U...U...Ustedes son hermanas!?
Caminé cerca de ese par de distintas pelirrojas; una era exuberante con grandes senos, tenía una belleza cautivadora, resaltaba a simple vista debido a sus pronunciadas curvas, un rostro rechoncho lleno de ternura, y una sonrisa encantadora. En cambio la otra era muy delgada, poco agraciada, un poco más alta, absolutamente plana, sombría, con el rostro escuálido y amargado. Perdí el aliento hasta que recordé el dato más perturbador de toda la historia familiar... Alec era el tío de Dasha, me lo había confesado, entonces eso quería decir que Angus también era el tío de las hermanas Mulroy. Me llené de horror al deducir la cruel verdad.
—¡Oh dios mío! ¡Dios mío, Masha...! ¡¿Eres la mujer de tu propio tío?! No es posible, el señor Angus es malo, y usted es su sobrina... ¡Es su maldito tío...! ¡Son familia de verdad!
—La belleza no siempre resulta ser una maravillosa bendición para una mujer indefensa, criatura. No lo fue para mí... —Masha me miró de aquella forma impersonal de siempre, sin expresión alguna, pero su tono quebrado de voz me lo explicó todo. Se fue acercando con cautela en lo que yo iba retrocediendo.
—¡Debió negarse! —Refuté horrorizada.
—Oh criatura... Aún no aprendes nuestra ley principal, ¿verdad? Obedecer al amo por sobre todas las cosas. Es lo que nos enseñan en este sistema de esclavitud, las leyes que entran con sangre en el cuerpo nunca se borran, permanecen... Cobran vida propia... Sangran siempre, jamás se olvidan...—Masha retiró sus hermosos bucles de su largo cabello rojizo para un costado y me enseñó su marca, estaba en su nuca y era completamente visible. La enorme "M" de los Mulroy grabada en su blanca piel como si ella fuera otra vaca para el matadero, esa era nuestra cruda realidad, a pesar de todo el lujo y el oro que nos rodeaba seguíamos siendo esclavas para esos hermanos—. ¿Crees que tu vida es despreciable? Angus me marcó cuando tenía doce años, Marina.