¿Alguna vez has pensado que un embarazo cambiaría tu vida?
El destino de Marina Hardy cambia radicalmente cuando se vuelve nodriza del único hijo de Alec Mulroy, un viudo alcalde ruso aparentemente normal que esconde mucho más que corrupción. Ella s...
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Mi plan nunca fue casarme con los problemas de toda esa bizarra familia, pero debía acompañar a mi esposo al velorio de Vladimir Mulroy. No quería ser la víctima ante los ojos de esa arcaica sociedad, se suponía que estaba en mi temporada de dulce espera, mi segundo embarazo que se había teñido con el color de la muerte otra vez. Llegaríamos tarde y poco me importó, retoqué mi maquillaje para después gritar de emoción, me regaló unos collares exclusivos para lucir en el velatorio familiar que estuvieron a punto de dejarme ciega por su brillo. Meneando el trasero de felicidad marital nos subimos en el lujoso coche y emprendimos el camino a la finca del terror. Dentro de mi entrañable vehículo municipal me subí en sus piernas para amenizar el trayecto, todo fue perfecto hasta que el horrible enrejado de la mansión detuvo mi respiración.
—¿Es necesario volver a entrar...? Este lugar es horrible —apreté su mano que sujetaba la mía, los nervios consumieron mi alegría.
—Eres mi esposa, bebé. Tienes más derecho de estar aquí antes de los miserables que están esperando mi presencia —Alec era excepcional usando su labia a voluntad, encontraba el patrón que hacía que mi cordura cayera desde la punta de sus labios hasta lo profundo de sus sábanas, sin embargo cuando llegamos a la puerta principal de la casa se detuvo de golpe—. Marina... —mi nombre saliendo de sus perfilados labios encendieron todas las alarmas de advertencia, su silencio me perturbó, algo andaba mal—. Te amo más que a mi propia vida, lo sabes…
—¿Qué ocurre, mi amor? ¿Qué...? —Se paró frente a mí tomando los costosos collares que me había regalado entre sus dedos, su mirada era triste, y su semblante mostraba preocupación—. Yo te amo a ti, adoro tus obsequios, adoro todo de ti, me gustan las joyas que me compras, son divinas como tú...
—Estas joyas... Es lo más romántico que recibirás de mí. Quizá pueda parecer frívolo, si te brindas la oportunidad de analizarlo con cautela verás que yo... Soy malvado y no... —miré mis brillantes collares y recordé lo que él temía, era el regreso de Misha y estaba a escasos pasos del esperado reencuentro—. Todo lo que escucharás de ese maldito mocoso es la evidencia criminal de un hombre desesperado, perdidamente enamorado, estaba tan celoso, ansiaba tanto capturarte que...
Silencié a mi padre con un beso profundo, mentiría al decir que siempre fui su víctima, nunca fui una pobre chica triste y perdida, mentiría al jurar que no merecía tal trato. Fue por eso que nunca quise escapar de Alec, nunca me enojé por su extraña manera de conquistarme, ni tampoco peleé cuando me encerró en su finca. Jamás escucharía de mí un reclamo, un grito, una súplica desesperada por escapar de su lado. Solo aceptación y un devoto amor distorsionado.
—Te voy a adorar, lo juro... Yo te voy a adorar en todos los idiomas Alec Mulroy, hasta que la muerte nos separe —repetí mis votos nupciales mostrando el luminoso diamante que él mismo había colocado en mi dedo—. Quizá sea muy joven para ti, bastante imprudente y caprichosa... Pero, soy perfectamente consciente de mi juramento, y de la persona a quien prometí amar hasta la muerte por sobre todas las cosas. Crees que tú me obligaste a casarme contigo y eso es completamente falso porque yo... Siempre lo he deseado... Estaba tan desesperada igual que tú… Intentando agradarte, retenerte por más horas a mi lado... Tal vez no lo entiendas, pero…