Capítulo 52:

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—Quizá te parezca un arrebato de mi parte, pero es urgente

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—Quizá te parezca un arrebato de mi parte, pero es urgente... No tienes idea del infierno que soporté sin ti, quiero sentirte mía para volver a vivir... Luego hablamos y aclaramos todo, esperé demasiado por ti.

—Mish no... ¡No! Esto no puede suceder, ¡bájame! Yo no necesito nada de ti, junto a mí padre soy feliz, volví a sonreír, puedo bailar, estudiar, ser madre, puedo hacer muchas cosas... —El médico no me quería escuchar, los escalones se fueron perdiendo en el camino y la nostálgica puerta blanca de su alcoba me estrujó el corazón, eso no debía ocurrir entre nosotros—. ¡Mi hijo es de Alec! Hice el amor con el alcalde, lo hicimos demasiado y, producto de nuestro inmenso amor yo quedé embarazada. Estoy enamorada de Alec.

—¡¿QUÉ...!? —Me bajó de su cuerpo para sujetar mis hombros, estaba lista para enfrentar mi verdad, mi nueva vida lejos de los recuerdos del pasado—. No es posible... ¿Perdiste el juicio, Marina? Mi tío es homosexual, no puede embarazar a una mujer porque está enamorado de su asistente... ¡¿Cómo se te ocurre asegurar sandeces de esa índole!? ¿Estás enamorada de un hombre que no te puede inseminar? ¿De un impotente que te folla con penes de plástico? ¡¿Te volviste loca, Hardy!?

—Usted está equivocado, Misha. Mi apellido no es Hardy, mi nombre es Marina Mulroy, madame Mari, soy la esposa del alcalde y lo amo inmensamente... Sé que es raro... Bastante bizarro, pero es mi verdad. 

—Marina, el trauma por la pérdida de tu hija te dejó muy afectada, lo entiendo —el doctor tocó mi frente para revisar mi temperatura, su típica negación médica de mierda—. Vamos a mi consultorio, quizás estás delirando por la impresión de nuestro reencuentro.

—¡Es cierto! Te agradezco por todo, Misha. Gracias a ti me casé con Alec y eso siempre lo tendré presente... Me diste alas solo para dejarme caer desde lo más alto en los brazos de mi padre, mientras me iba acercando a él en mi mente la memoria de tus ojos llorosos desapareció, todo aquel juego previo aumentó el ego de aquel monstruo que me atrapó en su obsesivo amor. Y cuando menos lo esperé me enamoré de mi padre... Así fue... No existe traición aquí, tú fuiste el primero que se casó con otra mujer y te perdono. Pero ahora perdóname tú a mí por rechazarte y elegir ser feliz junto a Alec. 

La mirada perturbada de Misha me dolió por la culpa, sin embargo era mi verdad saliendo a la luz, mi padre era mi amor y no pretendía dejar todo el terreno que había ganado en mi matrimonio. Me acerqué para darle el beso del adiós y bajé las escaleras para regresar a la bizarra ceremonia fúnebre, pero justo en medio de los escalones sus fornidos brazos aprisionaron mi pecho para impedir mi escape.

—Te suplico que confieses que esa mierda que acabas de decir es mentira, Marina... ¡No es verdad! Tú no puedes ser tan malagradecida, ahora que tengo el dinero para escapar juntos de este maldito país. ¡No puedes dejarme! ¡Me casé por ti! 

—Es tarde, Misha... Casi un año tarde... 

—En calidad de médico te llevaré a terapia ahora mismo, Marina. Necesitas tratamiento mental, es preciso que pases un chequeo intensivo para ubicar la patología del trauma —igual que un simple paquete de huesos me arrastró a la salida haciendo caso omiso de mi negativa, no me escuchó y estaba furioso, por más que intenté evitarlo su actitud hizo regresar aquel recuerdo de esclavitud que pasé junto a su hermano menor—. Esto es por tu bien, debes curarte de esa maldita enfermedad. 

Lactancia MaternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora