Capítulo 42:

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—¿Usted es policía

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—¿Usted es policía...? —Me costaba hablar, mi corazón retumbaba con fuerza en mi pecho—. No es posible... No... No es posible… Váyase de aquí, señor Spencer. Debe escapar pronto de la finca municipal.

—Me resultó difícil descubrir quién era usted en realidad, en primer lugar se presentó cómo la esposa del alcalde Mulroy, y la niña perdida que busco figuraba como fallecida en los registros oficiales de este pueblo, sin embargo hice caso a mi elevado olfato policial. Marina, eres exageradamente joven para estar casada con ese criminal, y mucho más joven para amamantar a un hijo como el que proteges con tanto ahínco. Para mí fortuna en la fiesta de compromiso tu padre te nombró con el apellido de su amante fallecido, le gritó "Hardy", y fue en ese momento dónde todas las piezas de mi investigación encajaron... Eres la hija del alcalde Mulroy, y estás casada con tu padre.

—Detective Spencer... Yo... Yo lo aprecio mucho, comprendo que usted es policía pero también es un grandioso docente. De verdad, su orientación fue muy valiosa para mí hijo —lloré de tristeza por el destino del caballero que tenía frente a mí, un educado, eficiente y valiente detective que arriesgó su vida por cumplir su trabajo—. Lo siento mucho, profesor Spencer... En verdad lo lamento. ¿Usted tiene familia en América?

—¿Por qué lo lamenta, Marina? Usted debe testificar en contra de su esposo para librarse de él, es el secuestrador de John Hardy junto a miles de extranjeros más, y forma parte de la mayor organización criminal de este lado del planeta, el Clan Khali, junto a su hermano Angus. Cuando el juez escuche su historia y nos ayude a atrapar de una vez por todas a Aarman Khan el tribunal será implacable, este caso será pan comido. Solo hace falta retornar a su nación, en América recibirá toda la protección en calidad de víctima especial que le corresponde, pierda cuidado, pronto quedará libre, y podrá rescatar a su madre.

Fue la primera vez que esas palabras me pesaron, no quería ser libre, no deseaba separarme de Alec.

—Usted no tiene idea, detective... Yo le agradezco mucho toda su sabiduría compartida con mi hijo, pero no le queda mucho tiempo, será mejor que escape de aquí... —En ese momento la puerta se abrió, y mi bello demonio ingresó al salón de clase especialmente habilitado para el primogénito heredero.

—Mi cielo, llegaron las modistas. Debes ir a...—Alec se detuvo ante la escena dramática, yo estaba vuelta un mar de lágrimas, su hijo estaba nervioso y el docente se tornó color del papel—. ¡Dasha! —Tocó la campanilla, y la pelirroja acudió al llamado de su jefe tan veloz como era costumbre—. Lleva a mi hijo a su habitación… Y que nadie me interrumpa. ¿Mari?

—Ali Akbar Mulroy Mulroy... —se pronunció el detective mientras Dasha me arrebataba a Raymond de los brazos, y cerró la puerta con el ceño fruncido—. Su vil negocio debe parar, usted no puede seguir secuestrando extranjeros en este pueblo remoto en contra de su voluntad. Es ilegal, por lo tanto es mi deber arrestarlo.

—¿Spencer…? ¡¿Es usted el maldito ratón infiltrado?! Vaya… Fue bastante ingenioso de su parte usurpar la identidad de un docente extranjero, lo felicito por su hazaña —rugió enfadado, y llevó su mano al interior de su saco sonriendo con elevada ironía.

Lactancia MaternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora