Parte 10.

1.4K 159 32
                                    

La alarma del móvil la arrancó miserablemente de los brazos de Morfeo, en esa bruma de semi inconsciencia, Camila estiró el brazo para tomar el aparato y poderlo silenciar, y al hacerlo sintió una mano tomarla por la cintura. El susto la terminó de despertar y de inmediato racionalizó que no estaba sola, las imágenes de la noche anterior vinieron en cascada y nuevamente sintió un regocijo que se reflejó como una sonrisa y se giró a verla.

_Buenos días.  -Escuchó que le dijo Lauren con una voz tan cálida y suave que apenas si entendió lo que decía. Sin poderse contener, echó su cuerpo sobre ella y la abrazó.

_¿Cómo dormiste? - Correspondió los buenos días, dándole delicados besos en la cabeza.

_No he terminado de dormir. -Le respondió con voz perezosa y pasando los brazos por su espalda, correspondiendo el abrazo. ¿Y tu?

_He amanecido de maravilla. -Le dijo Camila sin detener los besos. _Tuve un sueño precioso. -Siguió diciéndole. _¡Soñé que me besaste y me pediste quedarme en tu vida!

Lauren emitió una suave sonrisa nasal y apretó un poco más el abrazo.

_ ¡Oh, mierda! ¡Creo que sigo soñando! -Dramatizó.

Lauren llevó su mano al costado y le dio un pequeño pellizco.

_¡Auch! Entonces sí estoy despierta. -Le dijo riéndose. _¡El comienzo del día no puede ser más perfecto! 

Su voz reflejaba el estado eufórico en el que se sentía, tantos meses dudando sobre su amistad, esperando porque Lauren notara su presencia como mujer, deseando poder conquistarla, soñando con enamorarla y de repente ahí estaba, amaneciendo abrazada a ella después de confesarle que era la persona más importante de su vida, en la que más confiaba y que pese a que cuando descubrió que le gustaba se llenó de miedos, quería que le dejara quererla y que la quisiera de vuelta.

_¿Miedo a qué? _Le había preguntado Camila.

_Miedo a quererte y necesitarte y que un día no estés, como los demás. -Le respondió.

_¿Y el miedo ya se fue? 

_Convivo con él y estoy trabajando en terapia para que no me consuma. -Le dijo con algo de vergüenza.


Lauren le acarició el rostro, trayéndola de nuevo al presente.

_¿Cómo alguien puede lucir tan bonito al despertar? _Le dijo dulcemente y regalándole una sonrisa.

Camila le sonrió de vuelta, odiando tener que salir de esa burbuja para asumir su cotidianidad, por lo que le dio un último beso en la cabeza y se sentó en la cama, arrojando las sábanas a un costado.

Lauren al instante quedó bien despierta. Sus ojos siguiendo los movimientos de la otra, pegados a ese cuerpo de diosa.

-¿Cómo puedes ser tan hermosa? -Le dijo mirando hacia sus pechos desnudos y Camila al notarlo, se cubrió con la sábana, ruborizada, lo que hizo que Lauren le reclamara: _¡Vaya que eres envidiosa!

Tantas emociones en el aire que respiraban ambas, tantos sueños y deseos contenidos por tanto tiempo y que habían podido ser liberados la noche anterior y esa madrugada, se sentía como amanecer al borde del júbilo.

Sin embargo, la dosis de realidad se echó encima de ellas cuando la alarma del móvil volvió a sonar y Camila supo que tenía que apurarse o no iba a llegar a tiempo al trabajo.

_¿Quién inventó el trabajo? -Se quejó mientras salía de la cama para ir a la ducha y Lauren se rio, poniéndose cómoda ajustando las almohadas a su espalda, sintiéndose muy contenta, invadida por una fuerza interior, no sabía si algún día podría enterrar sus monstruos, pero estaba convencida de que no quería volver a ser presa de ellos.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora