Parte 37.

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_¿Cómo sugieres que hagamos el listado? -Le preguntó Camila, con una gran sonrisa en su rostro, como si la idea de planificar la convivencia fuera la misión más emocionante, quizá lo era. _¿Hacemos un listado por separado y luego lo revisamos juntas?

_Mi vida, voy a dejar que tu redactes ese acuerdo mientras que yo pido la cena. -Le respondió Lauren, riéndose y se dirigió a buscar el móvil.

_Creo que no te estás tomando esto en serio, Lauren. -Le reclamó con el rostro encogido y Lauren se volvió a reír.

_Quizá debas poner como primer ítem que no debes decirme Lauren, o voy a sentir que me estás regañando.

Camila se rio con ella, aceptando su petición.

_Mi amor. -Le dijo, recalcando para que estuviera conforme. -Es que no podemos poner eso como norma, es más lindo decirlo de manera natural.

_Estoy de acuerdo. -Aceptó Lauren. _Yo prefiero dejar que las cosas fluyan orgánicamente, sin que sea como una exigencia o una obligación, porque hay reglas escritas que no se pueden violar. -Se explicó. _Creo que las pocas normas que debemos tener son las naturales de toda convivencia, es decir que haya respeto en todo, que tengamos comunicación fluida y abierta y que no demos nada por sentado.

_Es tan genérico eso que dices. -Le replicó Camila, pensativa. _¿Qué sucede con el lado de la cama, por ejemplo?

Lauren volvió a reír, se acercó a ella y la tomó por los hombros.

_Dime el lado que quieres, y será tuyo, bebé.

_Pero ¿qué pasa si es el lado que tú quieres? -Insistió Camila, con un puchero en los labios.

_Pues lo negociamos, mi vida. 

Camila se le quedó mirando, seria y Lauren solo se encogió de hombros llevándose el móvil a la oreja, pero al instante se arrepintió y canceló la llamada.

_¿Qué se te antoja de cenar?  -Le preguntó con una sonrisa culposa y Camila se rio burlesca.

_¿A dónde estabas llamando? -La cuestionó y Lauren le sonrió de manera infantil, porque fue consciente que había querido pedir lo que se le antojaba a ella sin consultar a su chica, siendo que acababa de decir que no podían dar nada por sentado.

_Estaba llamando al Magroy, han pasado muchos días sin que comamos la maravillosa comida de George.

_Tienes razón, amor. -Estuvo de acuerdo Camila. _También estoy lista para ese  bacalao con papas.

Lauren satisfecha volvió a marcar el número y pidió la cena.

_¿Qué habría pasado si yo en vez del bacalao con papas, hubiese querido pizza? -Le preguntó Camila.

_Habríamos pedido una pizza y un bacalao. -Le respondió riendo y Camila negó con la cabeza, también divertida.

_Tienes una extraña manera de negociar. 

_Lo importante es que tratemos siempre de que ambas quedemos satisfechas, bebé. -Le respondió Lauren con inocencia y se acercó para darle un corto beso en los labios.

_Te concedo eso. -Aceptó Camila. _Pero ¿cómo vamos a manejar loa gastos y todas las obligaciones de este lugar?

Lauren se puso seria por un instante y luego se encogió de hombros.

_¿Qué sugieres, bebé? -Le preguntó y Camila la señaló con el dedo, recriminándole.

_No me vengas con una pregunta como respuesta. 

_Es que estamos en condiciones desiguales en este momento. -Quiso explicarle Lauren y Camila la miró con el ceño fruncido. _Ahora mismo estás apenas empezando a estructurar tus dos proyectos y no tienes ingresos.

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