Parte 15.

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La estadía con sus padres había llegado a su fin, después del desayuno ambos la iban a acompañar al aeropuerto y seguramente derramarían lágrimas -abrazados los tres- como cada vez que tenían que despedirse. Habían acordado verse en Boston en tres semanas cuando llegara Sasha de Londres, tal y como se los había propuesto ella, así que esta vez quizá la despedida fuera menos triste, porque la separación iba a ser más corta.

Antes de bajar a desayunar llamó a Lauren para saber cómo se encontraba y para decirle que ya iba de regreso. Cuando entró a la cocina, encontró a sus padres cuchicheando y creyó que estaban teniendo las típicas discusiones infantiles en las que se enfrascaban, pero al verla, Grace le dijo:

_Nena, afuera está Penny otra vez.

Camila la miró con el ceño fruncido, esperando más información.

_Dice que no se va hasta que no la escuches. 

Sin decir nada, pero invadida por una bronca tremenda, se giró y salió dando zancadas hacia la puerta de la calle. Al abrirla, vio a Penny dentro de su camioneta estacionada justo a la entrada de la casa. Bajó los tres escalones y caminó en dirección de ella, quien al verla, se bajó apurada y fue a su encuentro.

_¿QUÉ MIERDAS QUIERES, HIJA DE PUTA? -Le gritó con todas sus fuerzas impulsada por una rabia descomunal. _¿AHORA SI TE INTERESO? -La encaró, literalmente, se paró frente a ella a escasos centímetros.  _NO TE IMPORTÉ CUANDO TENÍA QUE IMPORTARTE, FUISTE MANIPULADORA, DESLEAL Y RASTRERA, PEDAZO DE MIERDA. -Siguió gritándole.

_PUES BIEN, ¡AHORA A MÍ NO ME IMPORTAS, MALDITA PENNY STEWARD!

Penny tenía los ojos rebozados de lágrimas y el labio inferior le empezó a temblar, sin embargo pudo decir:

_Cálmate, Camila y escúchame. No pienso rendirme hasta que no oigas todo lo que tengo que explicar.

_¿AHORA ERES UNA PSICOPATA? ¡DEJA DE PERSEGUIRME DE UNA PUTA VEZ O TE VOY A METER UNA ORDEN DE RESTRICCIÓN POR ACOSO!

Penny se quedó petrificada y muda, Camila se giró y regresó a la casa, sin embrago antes de entrar, recordó algo y se devolvió a donde seguía estática.

_¡MUEVE TU FEA CAMIONETA DE LA ENTRADA, SI NO QUIERES QUE LA QUITE ARROLLÁNDOLA CON LA DE MI PADRE!

Nuevamente se giró y regresó a la casa. Sus padres la observaban desde la ventana, también atónitos, podrían jurar que nunca en su vida la habían visto actuar de esa manera, ella era una chica dulce y extrovertida, no daban crédito a la fiera que acababa de liberar.

Entró a la casa como un huracán y se dirigió al garaje, encendió la camioneta de Richard y activo la puerta automática, estaba dispuesta a cumplir con su palabra, iba a arrollarla si seguía ahí. Pero ya se había ido. El que iba detrás de ella era Richard, pálido.

_Bájate, mi amor. -Le pidió con suavidad. _Ya se ha ido.

Camila apagó la camioneta y se bajó, aún temblando de rabia.

_Lamento que hayas tenido que ver eso, Papi. -Le dijo y regresó a la cocina, dispuesta a desayunar.

Grace la miró analizándola y Camila le devolvió la mirada, inicialmente seria pero luego arrepentida.

_Perdona, mami...

Iba a seguir excusándose, pero la interrumpió la carcajada de Grace. Literalmente se estaba reventando de risa, tanto que se le salieron algunas lágrimas. Camila la miraba ceñuda, pero terminó dejándose contagiar y riéndose también, aunque no sabía bien por qué.

_¿Se volvieron locas las dos? -Les reprochó Richard, cuando entró y Grace se rio más fuerte.

_Tendría que haber hecho un video de este momento. -Dijo entre risotadas. _¿De dónde sacaste esa actitud y vocabulario, Nena?

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