Parte 44.

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Como la recuperación de Richard había transcurrido de acuerdo a lo esperado, Sasha regresó a Boston y se puso al frente de los proyectos que Lauren le asignó, dentro de los que estaba reactivar el canal de Camila, que ya llevaba casi un mes sin subir contenido y como bien conocía, el algoritmo castigaba eso.

Camila estaba más desahogada puesto que había contratado a Nicholas, el chef amigo de George. Era un italiano de 42 años, que había migrado a Boston hacía no más de tres años, pero que contaba con una gran experiencia y con la madurez para manejar la cocina de cualquier restaurante, por lo que se adaptó rápidamente a las necesidades del café permitiéndole a Camila abordar tareas administrativas y trabajar junto a su hermana en los nuevos videos.

Por su parte, Lauren estaba viviendo su propia lucha interior, dividida entre la realidad de su relación y los fantasmas generados a raíz de su encuentro con Penny.  Había días que lograba mantener su mente apagada y solo se dedicaba a sentir las emociones que le despertaba su chica, pero en ocasiones las inseguridades volvían y eso le implicaba ponerse la máscara que había construido para ella y de esa manera evitar ser descubierta. Y era que cuando racionalizaba la situación, no tenía ningún argumento, no había un solo hecho que justificara sus miedos y por lo tanto no sabría cómo abordar el tema si decidiera ser honesta con Camila.

Por eso mismo, estaba llevando en silencio su infierno interior y constantemente se sentía afligida por no poder apagar sus temores. Había entrado en un espiral negativo de valoración sesgada sobre sí misma, de repente se sentía incapaz de reconocer sus fortalezas y había empezado a creer que no era lo suficientemente buena para Camila, lo que ocasionaría que eventualmente la dejara.  Cada vez que pensaba en la posibilidad de que eso sucediera, perdía el norte y la invadía la desazón, no estaba lista y quizá no lo estaría nunca para que se fuera y no sabía si ante ese escenario, pudiera reunir las fuerzas para continuar viviendo.

-¿Qué haces mi amor? -Le preguntó Camila, entrando en silencio al salón del departamento, donde Lauren estaba abstraída frente a la ventana. La súbita presencia de Camila la asustó y sorprendida, se llevó la mano al pecho.

_Casi me matas del susto. -Le dijo mientras Camila se reía entretenida al verla y se aproximó a ella para abrazarla por la cintura.

_Perdón, mi amor, no era mi intención asustarte. -Mientras le hablaba, le acarició la espalda y le dio cortos besos, cariño al que Lauren correspondió posando los brazos al rededor del cuello.

_No te oí llegar. -Dijo entre besos.

_Te saludé desde la puerta principal, pero al parecer tenías la mente el Próxima Centauri, porque me ignoraste.

_Perdona, bebé. -Se excusó nuevamente, abrazándola para que no la mirara a los ojos. _Sostuve una conversación con Carl y me pidió que vaya a New York, así que estaba planificando para poder hacer el viaje.

Camila se preocupó de inmediato y deshizo el abrazo para poder mirarla.

_¿Está todo bien?

Lauren antes de responderle, empezó a caminar en dirección de la cocina, por lo que Camila la siguió.

_Necesito un poco de agua, ¿Tú quieres algo? -Le ofreció, evasiva.

_Agua con gas.

Lauren tomó los dos vasos y los estaba poniendo sobre la mesada, cuando Camila volvió a preguntar.

_¿Debo preocuparme por algo?

Lauren levantó la mirada y clavó sus ojos en los de su chica unos segundos, pero luego le sonrió.

_No hay nada por lo que preocuparse, bebé. -Le mintió y se giró para tomar las botellas de agua del refrigerador. _Hay que actualizar algunos trámites legales de la compañía que exigen mi presencia.

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