Parte 47.

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_¡Mila! 

La voz de su hermana la sacó del estado de abstracción en el que se encontraba mientras le ponía pasas a los cinnamon raisin bagel y que ella, sin temor a sonar presuntuosa, aseguraba que podían competir por el nivel de calidad con los originarios neoyorkinos, quienes pregonaban ser el olimpo de estos panecillos y que son referente de la ciudad.

_¿Qué pasa, Sasha? 

_La pregunta es: ¿Qué te pasa a ti? -Inquirió Sasha que había aprovechado la distracción de su hermana para robarle un panecillo y de un solo mordisco lo dejó por la mitad.

_¿Por qué preguntas? -Le devolvió, dándole una palmada en el hombro como reprimenda por el hurto.

_¿Vamos a seguir haciéndonos preguntas la una a la otra? -Le dijo poniéndose una mano frente a su boca, que todavía estaba llena de bagel.

_¿Para eso me interrumpiste? -Le replicó con una mueca de fastidio y le dio la espalda para continuar con su trabajo y de paso que su hermana no notara las ganas de reírse que le producía verla molesta por esa conversación insulsa en la que habían caído.

_¿Te haces la graciosa?

_¿Tú qué crees?

Camila no aguantó más la risa y se carcajeó a placer.

_Juro por nuestros ancestros, que si no me respondes, me voy a ir con mi cita y te dejo sola.

_¿Qué quieres que te responda? -Le soltó una nueva pregunta sin mirarla.

_¡Camila!

Sasha, fastidiada le lanzó una agarradera por la cara.

_¿Cuál era la pregunta?

_¿Me vas a responder o vas a seguir con tu jueguito? -Le dijo cada vez más molesta y Camila no pudo evitar carcajearse de nuevo.

_¿Vas a decirme la pregunta que quieres que responda?

Sasha rodó los ojos y sacó el móvil del bolsillo del pantalón.

Camila la estaba siguiendo con la mirada y cuando notó que estaba en el móvil, se apuró a terminar con los panecillos.

_Madre. -Escuchó a Sasha decir al teléfono. _Alguna vez llevaste a Mila a hacerle una prueba psicométrica?

Camila se volvió a reír absolutamente divertida y pese a que su hermana estaba molesta, agradeció el intercambio que acababan de tener y que le había arrancado esas risas, porque llevaba todo el día con el estado anímico bajo. Lauren se había ido hacía tres días y al parecer estaba muy ocupada porque solo tenía tiempo para ponerle mensajes de texto. Su corazón le decía que había algo que no estaba bien, pero no podía presionarla o exigirle atención o tiempo, si no podía o no quería dárselo de manera orgánica.

_Toma. -Sasha le entregó su móvil y Camila rápidamente se limpió las manos con el trapo, antes de tomarlo.

_¿Hola?

_Supongo que ya escuchaste lo que me dijo Sasha. -Le dijo Grace en tono risueño al otro lado de la línea.

_¿Qué te dijo? 

Sasha resopló y habló fuerte para que Grace la escuchara al otro lado de la línea.

_¿Ves como no es mentira lo que te dije?

Grace se rio, sabía de sobra que su hija menor era poco paciente y también era conocedora de cómo disfrutaba la otra viéndola rabiar.

_Nena, procura no hacerla enojar más o se va a ir.

_Pero, ¿Qué hice? -Volvió a preguntar al instante.  

Su madre al otro lado de la línea y su hermana en frente suyo, gritaron al tiempo:

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