Parte 36.

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Abrió la puerta de su piso y entró arrastrando la maleta, estaba contenta de regresar a su casa, pero se sintió extraña al hacerlo sola. Ahora no entendía cómo había vivido todo ese tiempo sola, pero desde que conoció a Lauren sentía la constante necesidad de tenerla cerca y más después de esas vacaciones en las que habían pasado día y noche juntas, sin separarse incluso al bañarse.

Ese pequeño departamento de repente se sentía como un estadio sin público, tan enorme y silencioso que en vez de hacerla sentir cómoda, le asfixiaba.  Resignada llevó la malera al cuarto de lavado, la abandonó ahí y se fue a la habitación en donde se tiró sobre la cama. Sabía que debía limpiar un poco el polvo acumulado en esos días de ausencia, pero no tenía ganas de moverse, quizá si se diera una ducha se despejaría un poco y le entrarían las ganas de ponerse activa.

Tomó una larga ducha caliente y cuando estaba empezando a secarse escuchó su móvil sonar, por el timbre asignado supo que era su hermana y se apuró a responder.

_Hasta que me coges el móvil. -Fue lo que obtuvo como saludo cuando contestó.

_Perdón, su majestad, recién llegué a mi casa.

_Sí, eso supuse. -Le respondió con una risita producto del título sardónico que le lanzó su hermana. _¿Qué tal el viaje de regreso?

_Bien, todo tranquilo. -Mientras la escuchaba a través del altavoz, se terminó de secar y se envolvió en la bata.

_No te quiero quitar mucho tiempo, Mila. -Le dijo poniéndose seria. _Solo quiero saber cuándo quieres que llegue a Boston.

_Por mí, que llegues ya mismo. -Le soltó sin siquiera pensarlo, de acuerdo a los planes, necesitaba contar con la ayuda de su hermana en el desarrollo de los proyectos.

-Si te parece bien, viajo pasado mañana. -Le respondió encantada, porque para ella ya habían sido demasiados días libres y sentía que era tiempo de producir.

_Espero los datos del vuelo para ir por ti. 

_Vale, Mila. -Aceptó de inmediato. -Así quedamos entonces.

_Espera, nena.-La detuvo para que no colgara la llamada. _¿Qué me dices de Papá?

_No sé qué decirte. -Se calló unos segundos, como tratando de encontrar una respuesta correcta y alentadora. _Pero para serte honesta, él no ha querido tocar el tema tuyo, a pesar de los constantes intentos de mamá.

Camila suspiró, resignada, dadas las circunstancias tendría que viajar a New Orleans y remediar ese tema, porque no quería que la vida siguiera transcurriendo velozmente mientras que su relación con él seguía estancada, cosa que no le hacía bien a nadie.

_Está bien, nena, ya veré cómo solucionar eso. -Le restó importancia y después de mandarle saludos a Grace, se despidieron.

Pensativa y sintiéndose extraña, caminó a la cocina y puso a calentar agua para prepararse un té y mientras hervía, tomó la laptop y la encendió dispuesta a trabajar en su proyecto del café. Poco a poco fue haciendo anotaciones, lo primero que iba a hacer al día siguiente era contactar al agente inmobiliario con el que había trabajado Lauren, para que le ayudara a conseguir el local en el que materializaría su sueño.

Después de preparar el té de manzanilla  y servirlo, caminó hasta el sofá y se acomodó con las piernas encogidas, en posición de loto, con la laptop en las piernas y siguió estructurando las actividades del día siguiente. Estaba recurriendo a la estrategia vieja y confiable, de mantener la mente ocupada para huir del vacío interior que sentía por no tener a su chica cerca. No supo bien cuánto tiempo transcurrió, obligándose a trabajar concentrada, cuando el sonido del móvil la sacó de su tarea. Al ver la pantalla, sonrió contenta, era un mensaje de su novia.

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