Parte 7.

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Ese día aprovechando la calma que trae su día de descanso, se duchó con calma, se consintió masajeando e hidratando su piel con esmero y ya que el clima veraniego lo permitía, se enfundó en un pantalón estampado de flores pequeñitas, talle alto, una camiseta blanca sin mangas, anudada a nivel del abdomen y se calzó unas sandalias flats de piso, que le permitirían caminar todo lo que fuese necesario sin lastimarle los pies. Peinó cuidadosamente su cabello y se puso un poco de rímel y brillo de labios.  Se miró al espejo y el resultado la dejó satisfecha, en los días de trabajo tenía que ir con el cabello recogido para poder usar el gorro de cocina y no llevaba maquillaje, por higiene sobre todo, así que hoy se sintió renovada por el pequeño cambio.

A las diez estuvo frente al hostal para recoger a Lauren. Después de hacer el profundo acto de contrición de la noche anterior, estaba mentalizada y con la voluntad de verla como lo que era, su nueva y por ahora, única amiga en esa ciudad.

Lauren salió del hostal, vestida con los ya típicos jeans negros, una camiseta de tirantes también negra con algunas letras en el pecho, el cabello suelto, revuelto, cayéndole sobre los hombros y sin maquillaje. Cuando la vio, agitó la mano y subió al coche.

_ Hola, Camila. -La saludó acercándose para darle un beso en la mejilla.

_¿Lista para la aventura? -Fue lo que le respondió Camila como saludo.

_Ahora no estoy tan segura de estar lista. -Le dijo mientras se ponía el cinturón de seguridad.

_¿Por qué? ¿Olvidaste algo? -Le cuestionó.

_Lo digo porque te veo tan arreglada y guapa que no se si estoy presentable a tu lado. -Le dijo con una sonrisa inocente y Camila se rio sintiéndose ruborizada.

_Eres tonta, Lauren. -Le dijo arrancando el coche y Lauren se rio.

_¿Te halago y tú me llamas tonta? 

_Porque lo eres.


Camila condujo hasta Beacon Hill, el barrio tradicional que tantas ganas tenía de conocer desde que lo había visto en una guía turística. Caminaron por sus calles adoquinadas, apreciaron y se maravillaron con las casas victorianas, las callejuelas pintorescas de casas de ladrillo, banderas en las fachadas, y quedaron tan fascinadas que decidieron pasar el día completo ahí, pese a que inicialmente habían pensado terminar el día en el parque Freedom Trail. Camila parecía una niña pequeña cuando veía cosas que le encantaban, corría hasta estar cerca y de inmediato sacaba el móvil, empezaba a hacerse una selfie tras otra, por lo general haciendo caras graciosas. Lauren se limitaba a observarla, sin hacer parte de las tomas.

Le mandaban las fotos que se iba haciendo a sus padres, a su hermana, a sus amigos y un montón de mensajes de voz contándoles sobre lo que iba viendo, inventando datos históricos y nombres a veces.  Lauren se reía de verla, la chef era una loca de atar.  Ella, últimamente tan retraída, se seguía sorprendiendo por el contraste entre ellas, estaba aprendiendo sobre ella, descubriendo sobre su mundo y las diferencias que veía le gustaban, consideró que quizá eso era lo que la estaba convirtiendo en su mejor amiga actual, porque al ser tan diferentes ninguna era una amenaza para la otra, como sí le solía pasar con otras mujeres.

-Me muero de hambre, Lauren. -Le dijo cuando finalmente terminó la larga sesión de fotos.

_¡Pues vamos a comer, señorita!

Se sentaron en una terraza, comieron tranquilamente y sobre el final, Camila le dijo:

_Ayer te conté la historia de mi ex mientras que yo sigo sin escuchar la tuya.

Lauren con toda calma, tomó la servilleta, se limpió con delicadeza antes de decir:

_Me parece justo. Supongo que te refieres a la relación que dejé después de lo de mi padre.

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