Parte 16.

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Acostada boca abajo, con el cabello revuelto esparcido tapándole la cara, Camila estaba luchando por levantarse, después de que la alarma las despertara, sintiendo que apenas se acababan de dormir, quizá se habían sobre pasado con el tiempo que se dedicaron a amarse, sellando su recién estrenado romance.

Sintió cómo las manos de su chica le recorrían la espalda, sintió los besos en la parte baja y finalmente un suave mordisco en la nalga derecha.

_¡Eres perfecta! Le dijo con voz perezosa y sin dejar de acariciarla suavemente. _Y eres mi novia... ¿Cómo es posible que esas dos cosas combinen?

Camila dejó salir una risita a la vez que se quiso girar, pero no la dejó, porque usó su cuerpo para cubrirla.

_¿Qué te causa tanta gracia? -Preguntó acariciándole los brazos que descansaban alrededor de su cabeza. _¿Te ríes de mí?

Camila no pudo contestar porque la última alarma sonó y si no se levantaba de inmediato, implicaba llegar tarde.

_Te acabas de salvar. _Le dijo quitándose de encima y adelantándose hacia el baño. Camila se giró y la vio caminar, moviendo su precioso culo desnudo.

_¿Y la perfecta soy yo? -Le gritó siguiéndola.

_Ya te gradué el agua, puedes meterte. 

Camila la obedeció y Lauren salió del baño, envuelta en una bata, en dirección de la cocina, donde puso la cafetera y preparó unas tostadas, sabía que no era la gran cocinera, pero aunque fuera un desayuno simple, quería que lo compartieran.

_¿Cuáles son tus planes hoy? -Le preguntó Camila llegando a la cocina, ya vestida y recogiéndose el cabello en una coleta. 

_Aquí tienes, amor. -Le dijo tendiéndole la taza humeante de café.

_Oh, qué rico huele.

_Si no te molesta, estaré aquí trabajando en mi computadora y a las doce tengo cita con Walker y Hall. -Le comentó. _Parece ser que ya tienen el lugar en el que pondremos las oficinas.

_¡Qué bueno, cariño! Y sobre quedarte aquí, estás en tu casa, lo sabes.

Lauren le mandó un beso con la mano y Camila se apuró a comer una tostada, viendo el reloj.

_¿Necesitarás el coche?

Lauren lo pensó unos segundos y negó con la cabeza.

_No te preocupes, bebé, yo me muevo en taxi.

_Podrías llevarme al restaurante y así te quedas con el coche para que tengas en qué hacer tus trámites. -Ofreció y Lauren le sonrió agradecida.

_Esa idea me gusta, dame cinco minutos. -Le pidió y corrió a la habitación a vestirse.

_Quizá sea hora de que busque un coche para mí. -Le dijo cuando regresó. _Andar por ahí en bici me gusta pero en este trabajo no me va a servir.

_Puedes tener el mío todo el tiempo que quieras, amor.

_¿Quieres cambiar al negro e ir en bici al trabajo? -Le dijo en broma, porque sabía que a Camila no le gustaba andar en bici.

_No, pero tengo ganas de tener a la conductora más caliente a mi disposición.


La dejó en el estacionamiento del restaurante, Camila se veía feliz, había puesto una playlist, que según le dijo, escuchaba todos los días cuando iba al trabajo, porque la ponía de buen humor y la hacía empezar el trabajo con buena actitud. Había cantado y bailado todo el trayecto y Lauren se reía al verla, le seguía sorprendiendo que fuera así, pero le gustaba porque la contagiaba y hacía que dentro de ella surgiera una fuerza extraña que espantaba sus miedos.

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