Parte 3.

1.8K 111 24
                                    

Se despertó agitada y nerviosa buscó a tientas el móvil para ver la hora, apenas daban las 3:33 de la madrugada. Se quedó boca arriba, con una mano sosteniendo su pecho tratando de normalizar el ritmo de la respiración cosa que fue consiguiendo poco a poco a la vez que pasaban los minutos.  Ese sueño había sido tan vívido, tan real que a pesar de haberse despertado seguía teniendo las sensaciones oníricas, desde la partida de Victoria, la había soñado constantemente, pero siempre que aparecía en sus sueños queriendo interactuar con ella se preguntaba cómo era que estaba ahí si estaba muerta, pero este último sueño había sido diferente, había interactuado con ella como cuando vivía, y había vuelto a sentir todo su cariño.

Se sintió nostálgica por su recuerdo, pero a la vez agradeció la sensación de poderla sentir cerca otra vez, aunque solo hubiese sido soñando.  Salió de la cama, buscó un cigarro y caminó hasta la ventana, desde allí podía ver la calle vacía a esas horas y mientras fumaba recordó el día que la conoció. Había entrado a trabajar en la empresa como planificadora de medios y desde el primer proyecto en el que trabajaron se relacionaron fácilmente, por lo que llevaron de manera natural la relación profesional al ámbito de la amistad lejos del trabajo.  Era mayor que ella por cuatro años y estaba rodeada de un aura especial, era muy cálida con todos y se tomaba todo con humor, no había manera de que se enojara por nada.  Sin proponérselo, empezaron a compartir horas fuera del trabajo, ya fuera yendo al cine, a cenar, incluso a entrenarse y con el paso de las semanas, le había generado la suficiente confianza como para abrirse sobre su vida y su mundo. Ella la había escuchado siempre que quiso desahogarse, Lauren venía de pasar una época atroz en la que había tenido que enterrar a su padre y tres meses después, dejar a su pareja, no por gusto sino por cosas que aún le enojaba y le dolía recordar.

Victoria la escuchaba, a veces le ofrecía palabras de consuelo, a veces solo la dejaba hablar y sacar sus rabias y sus dolores, permanecía frente a ella solo escuchándola sin juzgarla ni lanzando opiniones innecesarias.  Para Lauren su presencia había sido como un regalo del cielo, había sido su ángel porque con ella podía hablar libremente, cosa que no podía hacer con Emily, más por ella que por Emily misma.  Y era que Emily era tan amiga suya como de su ex, por lo que no se sentía cómoda sacando sus dolores con ella si al final del día la iba a hacer sentir entre la espada y la pared.

Así que Vicca fue su paño de lágrimas, y vaya que en esa época las soltaba constantemente, no como ahora, que aunque le gustaría, no podía hacerlo, no conseguía llorar nunca. También fue su cómplice en las locas aventuras urbanas cuando se lanzaba, incluso por las zonas más peligrosas de la ciudad buscando imágenes para capturar con su cámara y que pudieran ser útiles para sus proyectos con el colectivo fotográfico al que pertenecía.  Con el paso de las semanas y para no ir como mera espectadora, también se había inscrito en los talleres que tomaba los fines de semana, se había comprado su propia cámara y habían empezado a compartir hobbie.  No necesitó mucha práctica para hacer una serie fotográfica interesante que le permitió entrar a ser parte del colectivo, también la había presentado a Emily y habían empatizado por lo que, sin forzar nada, había terminado mimetizándose en todo su entorno y por eso mismo, habían empezado a estar más cercanas de lo que estaba con Emily.

Con el colectivo fotográfico habían empezado a hacer cortos viajes, siempre con el ánimo de capturar buenas imágenes y también porque la pasaban genial. Eran 14 los involucrados, de diferentes edades y perfil profesional pero unidos por el amor a este tipo de arte, por lo que habían logrado generar un ambiente maravilloso, en el que se podían debatir temas intelectuales, jugar como críos al waterbasket o salir de fiesta.   

Un fin de semana en el que habían ido a Filadelfia para hacer fotografías en el cementerio de Christ Church, en medio de un proyecto que estaban realizando con el colectivo, después de terminar la jornada optaron por ir todos a hacer un recorrido en el tranvía que los llevó a explorar los lugares emblemáticos, la particularidad fue que les daban la opción de ir bebiendo, les permitían subir botellas de licor e ir brindando en el transcurso del recorrido.  Lauren no era adepta al licor, no le gustaba ningún tipo de bebida alcohólica, no le encontraba el gusto pero sobre todo, lo que más odiaba era el mareo que le producía y que al final la terminaba mandando a dormir. Pero ese sábado, en ese tranvía, se dejó contagiar de sus amigos y de la euforia con la que Vicca estaba viviendo la noche, y aceptó un par de copas.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora