Parte 29.

1.1K 92 5
                                    

Hacía un frío del demonio, las calles estaban llenas de nieve y a pesar de tener ropa térmica, bufanda, gorro y un grueso abrigo, estaba empezando a replantearse el estar ahí, parada junto al negro esperando por su chica, tal vez no era una buena idea, sobre todo si por alguna razón retrasaba su salida.  Había llegado esa tarde de New York sin avisarle a Camila, porque quería sorprenderla, había comprado una docena de orquídeas y las dejó sobre la mesilla del salón de su departamento, para entregárselas cuando llegaran. También había pedido la cena; aunque siempre se estresaba al elegir un menú para su chica, le daba temor no dar con la clave para el entrenado paladar de la chef, esta vez se había decantado por una ensalada de pera, quinoa y espinaca y un rollo de carne relleno de queso y pimientos, de postre trufas de coco. Lo había dejado dispuesto todo, de tal manera que solo tuviera que hornear unos minutos el rollo para servirlo caliente.

El móvil vibró en su bolsa y cuando lo sacó se dio cuenta de que Camila la estaba llamando, dudó si responder o no, pero rápidamente decidió que iba a coger la llamada para poderse enterar si estaba retrasada en el trabajo, en ese caso tendría que cambiar los planes e ingresar al restaurante para no convertirse en una estatua de hielo.

_Hola, mi vida. -La saludó.

_Mi amor, hasta que puedo comunicarme. -Le dijo Camila con la voz agitada. -Estuve llamándote varias veces y se iba a buzón.

_Lo siento, bebé, estuve ocupada.

_¿Y estás bien? -Inquirió de inmediato, porque se había preocupado al no saber nada de ella en todo el día.

_Sí, estoy bien ¿Y tú?

_Acabo de terminar de trabajar. -Le contó y prosiguió. _Creí que llegabas hoy, amor.

Lauren estaba mirando hacia la salida del restaurante, porque si ya había terminado de trabajar como dijo, no demoraba en salir. De repente la vio aparecer, iba metida en un abrigo largo hasta los tobillos y una bufanda que la cubría casi hasta los ojos y sosteniendo el móvil pegado a la oreja izquierda.

_Yo esperaba verte hoy, bebé. -Le respondió sonriendo, esperando que la viera, pero ella seguía caminando con la mirada clavada en el piso. De pronto levantó la mirada y se detuvo.

_Eres una tramposa. -Le reprochó y bajó el teléfono.

Lauren pudo comprobar lo que ya sabía, que su vida era perfecta cuando tenía a Camila con ella, esos días de separación la había extrañado a rabiar despierta y dormida, porque incluso la soñaba, esos ojos marrones llenaban sus días de colores con solo verse en ellos, su graciosa figura, su delicada voz, todo lo perfecta que era le transmitía felicidad, le inundaba de esperanza de un futuro pleno. Con solo verla, recuperaba la paz interior.

Camila, sorprendida gratamente, corrió hacia ella y la abrazó con fuerza.

_Oh, Dios, cómo te he extrañado. -Le dijo emocionada.

Lauren la sostuvo por la cintura y sonrió feliz de tenerla nuevamente entre sus brazos.

_Me estaba volviendo loca sin ti.

Camila deshizo el abrazo y la miró a los ojos, esos ojos verdes y perfectos que la miraban con adoración.

_No puedo estar más feliz, mi amor. -Le dijo y enseguida la besó con dulzura.

_Estos días fueron eternos sin ti. -Le confesó Lauren cuando interrumpieron el beso.

_¡Pero miren a quienes tenemos aquí! -Las interrumpió una tercera voz y ambas se giraron hacia ella.

_Lauren, qué grato verte. -Era Nicole quien se disponía a irse también y al verlas en su romántico encuentro, se acercó a ellas, habían corrido rumores de que las habían visto juntas, pero era la primera vez que ella las veía pudiendo confirmar que eran pareja, o que estaban enrolladas.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora