Parte 35.

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La música en vivo sonaba atronadoramente en la discoteca del hotel en el que se hospedaban en Hawái. Camila le preguntó a su chica que si quería bailar y tomándola de la mano la condujo a la pista, y entre baile y baile fueron dando cuenta de las haupias, ese cóctel dulzón preparado a base de crema de cacao y ron y que les había encantado. En la pista se movían al ritmo de la música electrónica entre las numerosas personas que llenaban el lugar, hasta que de repente, bajaron el tono de las luces y pusieron música suave. 

_Sigamos bailando. -Le pidió Lauren y la respuesta de la otra fue pasarle los brazos por el cuello, juntando sus cuerpos.

Se movieron con delicadeza al ritmo de la música, Lauren al sentir la respiración de su chica en el oído, la apretó por la espalda un poco más. Esa cercanía, sumado al alcohol que ya tenían en el sistema, les estaba elevando la temperatura. Camila dejándose llevar, le pasó la lengua por la oreja y chupó el lóbulo.

_Si no quieres que la fiesta termine, detente. -Le pidió Lauren con la voz ronca.

_Quizá sea hora de llevar la fiesta a la habitación. -Le respondió Camila, coqueta.

Lauren la miró con los ojos echando fuego y en seguida le dio un beso arrebatado, prolongado, enredando sus lenguas. Cuando la soltó, Camila ya no era dueña de sí misma, por lo que la agarró de la mano y la arrastró hacia la mesa para tomar sus cosas y salieron del lugar.

Caminó apurada, siempre con su chica de la mano y cuando ingresaron al ascensor y las puertas se cerraron detrás de ellas, la agarró por los hombros y la besó de manera salvaje y pegándola contra la pared lateral. Lauren receptiva, abrió las piernas, movimiento que capitalizó para meter la suya entre ellas y empezar unas arremetidas rítmicas contra su entrepierna, tomándola por las nalgas, buscando mayor fricción.

_Creo que estos ascensores tienen cámaras de vigilancia. -Le susurró Lauren cuando su chica le liberó la boca.

_Nada que no hayan visto antes. -Le respondió Camila, sin dejar de moverse contra su cuerpo y mordiéndole el cuello.

Las puertas se abrieron cuando llegaron a su piso y Camila la volvió a tomar de la mano con cierta brusquedad, sacándola del lugar para empezar a caminar por el pasillo. Abrió la puerta de la habitación con agilidad y le dio paso para que entrara. Una vez adentro, pegó su cuerpo al de Lauren por la parte de atrás, pasando sus brazos alrededor de su torso y se apoderó de sus pechos, que apretó y masajeó a placer, mientras lamía y mordía el cuello con desesperación.  Con agilidad, le arrancó el vestido mientras la conducía a la cama, haciéndola caer en ella, a la vez que se sacaba su propio vestido por encima de la cabeza, dejando a la vista sus pechos pequeños con los pezones erectos y sin esperar nada, se le lanzó encima.

Lauren rodeó las caderas de Camila con sus piernas, mientras pasaba las uñas por su espalda y cuando sintió nuevamente los besos en su cuello y las arremetidas de la pelvis contra la de ella, la tomó con fuerza de las nalgas para pegarla más.  Se besaron con pasión, incluso de manera tosca, mordiéndose los labios, succionando sus lenguas y en medio de ese frenesí, Camila coló su mano por entre sus vientres y la introdujo en la entrepierna de su chica, encontrándose con su clítoris hinchado y húmedo, y sin demora, lo atacó con suavidad.  Los gemidos de Lauren inundaron la habitación lo que hizo continuara con los masajes a ese botoncito anhelante de placer, hasta que la condujo al éxtasis.

Cuando los temblores de su cuerpo cesaron, la besó con delicadeza y acarició su rostro.

_¿Estás bien? -Le preguntó, mirando sus hermosos ojos que estaban brillantes.

La única respuesta que obtuvo fue un asentimiento con la cabeza y una sonrisa nasal. Los ojos de Camila reflejaban el deseo que hervía en su sangre y Lauren así lo entendió por lo que la besó nuevamente con fuerza. Cuando la soltó, se quedaron inmóviles mirándose a los ojos, como esperando la reacción de la otra.

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