Parte 19.

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Nunca creyó que se llegaría el día en el que el bacalao con papas de George le resultara horrible, tuvo que hacer un gran esfuerzo para tragar cada trozo sin escupirlo porque sentía la garganta cerrada. La actitud de su suegro con ella le había pateado el estómago y evitó que la comida ingresara con naturalidad.  Quería creer que Grace y Camila no notaron nada porque comieron animadamente, pero para Lauren había sido clara la actitud displicente de Richard, por lo que tan pronto pudo, se despidió y salió prácticamente huyendo del Magroy, aduciendo compromisos en el trabajo.

_Ha sido tan corto el tiempo. -Le dijo Grace antes de dejarla ir. _Espero que siga en pie la cena de esta noche, Lauren.

No pudo negarse, la verdad es que su suegra era muy simpática con ella y menos se iba a negar cuando vio la mirada brillante de Camila, quien al parecer tener a su familia cerca le hacía tener una luz especial.

_Por supuesto, Grace. -Le respondió ella con una sonrisa cálida. _Estaré pendiente de las indicaciones, por si debo pasar por ustedes o si nos encontramos en el lugar.

_Te aviso, amor. -Aceptó Camila sin perder la sonrisa.

Camino a la oficina, recapituló los hechos. No, no estaba equivocada, la mirada de Richard era de desaprobación y no la había disimulado, pero por si le quedaba alguna duda de su apatía, se lo confirmó cuando no le correspondió la despedida al dejarla con la mano extendida.  Camila al parecer no se percató de la situación porque en ese momento la distrajo el mesero.

Nunca había tenido suerte con los suegros, al menos en este caso, su suegra había sido amable.  Inicialmente la invadió la rabia, podía pensar en que fuera personal, aunque ni siquiera le había dado una oportunidad de conocerla, el rechazo había sido instantáneo y hasta donde recordaba, Camila no había mencionado que su padre tuviera problema con su orientación. Le dio varias vueltas al asunto, pero no encontró en ella algún comportamiento, mirada o gesto que hubiese provocado la actitud de su suegro.

Con el papá de Kate pese a que se esforzó, nunca logró caerle bien. Había sido cortés, amable y tolerante siempre, esperando que eso la ayudara a crear un vínculo con él, pero todo esfuerzo fue infructuoso. Para no poner a su entonces novia en aprietos, ella había decidido dejar de asistir a los eventos familiares y a las fechas especiales, era su  manera de respetar el espacio de ellos. Sin embargo, cuando eran ellos quienes visitaban la casa de ellas, era cuando la  situación se hacía insoportable para Lauren y más cuando opinaban sobre sus asuntos, a veces con clara muestra de mala intención.

Con base en su experiencia, la mala relación con los suegros, era un caldo de cultivo para problemas internos de la pareja. A ella le gustaba hacer equipo con su novia para proteger la relación, pero cuando tenía incluso que protegerla de la propia familia fue desgastante y no terminó bien. Así que ahora tenía en frente un panorama difícil en su relación con Camila, sobre todo porque sabía de la importancia de la figura de ellos en la vida de su chica. Todo un dilema.

Sobre las seis, recibió un mensaje de Camila, en el que le decía que estaban en el departamento y que si le quedaba bien, esperaban por ella y ahí decidían a donde ir a cenar, por lo que como si se tratara del prisionero condenado a muerte, se dirigió a cumplir la cita. Antes de salir, se había retocado el maquillaje, se arregló el cabello y ensayó la sonrisa que trataría de mantener, aunque en su interior sintiera que iba a morir.

Cuando estuvo parada frente a la puerta, pasó varias veces las manos por el pantalón, tratando de limpiar el sudor y respiró profundamente dos veces antes de llamar a la puerta.  Camila la recibió con una gran sonrisa y un cariñoso abrazo.

_Pasa, amor. -Le pidió. _¿Cómo estuvo tu tarde?

_Bien, todo tranquilo. -Le respondió tratando de ocultar su nerviosismo.

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