Parte 30.

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No podía dejar de observarla y de acariciar su ondulado cabello mientras la veía dormir tranquilamente, con cuidado la cobijó bien procurando no despertarla. Era tan hermosa, su piel blanca y suave, su preciosa cabellera esparcida sobre la almohada, esas cejas perfectas, así dormida se veía tan frágil y delicada que deseó poder tener el poder de crear una burbuja a su alrededor para que nunca nada ni nadie la pudiera lastimar.

No quería salir de la cama, se habían dormido tarde porque después de cenar había cumplido con su palabra y se habían amado con pasión, expresando a través del lenguaje físico el amor que ya no podían contener en sus corazones.

Lauren se removió sin abrir los ojos y se abrazó a ella, quien la apretujó contra su cuerpo y le dio besos en su cabellera.

_¿Tienes que ir a trabajar ya? -Le preguntó Lauren con voz adormilada.

_Si, amor, ya me tengo que levantar.

Lauren le besó el cuello y aflojó el agarre.

_Mientras te duchas, te preparo el desayuno, bebé. -Ofreció.

_No es necesario, mi amor. _Tu que puedes, duerme otro rato.


Cuando se estaba vistiendo, Lauren se volvió a despertar y se sentó en la cama.

_¿Qué horario tienes hoy?

Camila hizo una mueca y se encogió de hombros.

_Tenemos evento en el restaurante, amor. -Le explicó. _Entonces cerraremos cocina pasada la media noche.

_¿Recibirás la navidad trabajando?

_Así es en esta profesión, bebé. 

_Entonces me voy a presentar hoy con Gregory y le pediré que me contrate por esta noche.

_No estás hablando en serio. -Le refutó Camila pero Lauren estaba decidida.

_Trabajar en esa cocina me permitirá estar contigo, así que no veo por qué no.

_No es necesario que trabajes, mi amor. -Le comentó Camila, mientras se acomodaba el suéter. -Puedes ir y acompañarme.

_Está bien, mi vida. Te veo esta noche allá entonces.

Camila asintió y se acercó para darle un beso en la frente.

_Sigue descasando, mi amor.

_Ten buen día, bebé.


A la hora de la comida, Lauren fue al Magroy y aparte de comer su comida más preciada en Boston, saludó a George, pasó la tarde con él y le dio el obsequio que le había comprado en New York.

_Que lindo detalle, Lauren. -Le dijo contento el hombre.

_Es con mucho cariño, George. -Le dijo con sinceridad. _Mi vida en esta ciudad fue más amable desde que te conocí.

_En el balance de este año, tu amistad está en el primer lugar de las cosas por las que agradecer. -Le devolvió su amigo.

_Feliz Navidad, querido George. -Le deseo abrazándolo con cariño.


Llegó al restaurante de Gregory sobre las seis y buscó a Nicole para pedirle que la dejara trabajar en la cocina, como lo había hecho antaño.

_Camila me comentó que eres una distinguida empresaria, Lauren. -Le dijo Nicole. _¿Por qué quieres volver a picar vegetales?

_Quiero pasar la navidad con ustedes. -Le explicó como si nada. _Y no pretendo andar por ahí siendo un estorbo.

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