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Harry y Louis estaban acostados en el suelo de la sala del castaño. Últimamente pasaban menos tiemmpo allí, pues casi siempre estaban en casa de Harry. El día era fresco y ambos chicos estaban con camisetas de manga larga y pantalones largos. Louis tenía en sus pies un par de calcetines negros que subían por sus canillas y se acomodaban encima de la tela de los pantalones de algodón que vestía. Harry tenía medias afelpadas hasta sus tobillos.

- Eres adorable -murmura Louis chocando su pie izquierdo con el derecho de Harry.

- Lo soy. También muy friolento.

- Puedo ofrecerte calor corporal siempre, cariño.

Harry sonríe, volteando su cabeza para mirar al castaño.

- ¿Puedes? ¿Qué dices si hoy me quedo aquí? Mañana es sábado y la noche insiste en ser fría.

Louis ríe brevemente.

- ¿Crees que sea una buena idea?

- Las primeras dos veces fueron una buena idea, ¿qué podría pasar en una tercera?

Louis sonríe al ver la fingida inocencia en la sonrisa de Harry.

- Espero que nada malo -Louis desliza su pie por debajo del tobillo del rizado, acomodando el pie del rizado con su talón apoyado en el empeine del pie del castaño.

- ¿Entonces puedo quedarme?

- No puedo hablar por Anne, pero sí por Jay.

Harry ríe.

- ¿Puedo yo hablar por Anne?

Louis golpea con sus dedos el lateral del pie del rizado.

- Claro que no. Pide permiso a tu mamá.

Harry ríe, volteando su cuerpo hacia Louis, su pie deslizandose lejos del calor del de Louis. Sus rodillas juntas contra el suelo y su torso estirandose sobre el de Louis, su rostro acercándose al del castaño y sus labios besando las mejillas de este.

- Te quiero -suelta Louis sin pensarlo demasiado.

Harry sonríe, sus labios viajando hasta los de Louis, permaneciendo quietos allí, cálidos.

- Te quiero -responde.

Louis sostiene las mejillas de Harry en sus manos, se toma un momento para admirarlo, allí está, su lugar feliz, el rizado mirándolo y él admirándolo, todo está completo, el vacío en el pecho de Harry desaparece, como si nunca hubiese existido, y el corazón de Louis deja de doler por los recientes sucesos, su mente deja de divagar y procrastinar, sólo ellos existen, ellos completos.

Louis acerca despacio a Harry, sus labios se encuentran y busca a tientas las caderas del rizado para sostenerse de allí. Involuntariamente y sólo siguiendo el compás del viento las piernas de Harry buscan su camino acomodándose a los costados del cuerpo de Louis, quien tiene sus propias piernas dobladas, con sus pies sobre el suelo.

Los cuerpos de ambos chicos se ponen de acuerdo para moverse al compas, mientras Louis se sienta en el suelo, Harry se acomoda para sentarse sobre los muslos del castaño.

Harry se separa del beso en busca de aire, entonces lleva sus manos a los cabellos del castaño y lo guía hasta su mandíbula. Los labios de Louis no piden permiso o esperan una reacción, empiezan a delinear aquella mandíbula con besos dulces y suaves, bajando un poco cuando su recorrido ha terminado.

- Bésame -pide Harry apartando el rostro de Louis de su cuello y llevandolo a sus labios.

Sus labios no son suaves esta vez, ambos lados buscan control, buscan entrar y explorar con su gran aliada, las lenguas se encuentran y se acarician, en una especie de baile seductor para saber cuál será la triunfadora dominante. Harry exige dominar cuando muerde un poco la lengua del castaño, durmiéndola y dejando a la suya propia pasar a explorar.

Se siente cálido, en sus vientres y en sus pechos, todo alrededor de ellos gira, pero ellos permanecen quietos, juntos.

Cuando el beso se ve interrumpido por sus pulmones, ambos se separan agitados en busca de aire. La mano de Louis se desliza de la cadera del rizado, sin notar que había estado ejerciendo fuerza en ese agarre, viajando hasta el lateral externo de uno de sus muslos, frotando suavemente allí.

- Nosotros, deberíamos... -Louis balbucea y Harry lo encuentra adorable- ¿quieres buscar algo de comida en la cocina?

- Bien -responde el rizado sonriendo pero sin moverse.

Louis asiente, observando a Harry un segundo.

- Puedo cargarte, pero necesito ponerme de pie primero.

Harry sigue sin moverse y la sonrisa en sus labios crece.

- ¿Harry?

El rizado besa los labios de Louis, sus labios sellados en un movimiento lento, permanecen sobre los del castaño algunos segundos. Cuando se separan, Harry lleva sus manos hasta las de Louis y las desliza fuera de su propio cuerpo, se levanta y extiende una mano al castaño para que este también lo haga,

Louis acepta la invitación de Harry y permite que este lo ayude a pararse, pero entonces cuando está de pie, la misma mano que lo ayudó a pararse lo desequilibra hacia adelante, haciendo chocar sus labios contra los del rizado.

- Creo que soy adicto a tus labios.

Louis siente sus mejillas colorearse y el calor expandiendose por su rostro.

- Sí. Creo que sí.

Harry y Louis caminan a la cocina sosteniendo sus manos en un agarre débil. El castaño busca algo de comida en la alacena, mientras Harry se sienta frente a la mesa en el centro de la cocina.

- ¿Cereal o galletas? -pregunta Louis.

- Lo que tú quieras.

Louis asiente, entonces saca la bolsa de cereal y camina hasta la heladera para sacar la leche, observa cómo Harry lo sigue con la mirada y sonríe caminando a la alacena para sacar dos tazones y dos cucharas.

Louis sirve cereal y leche en a,bos tazones y le ofrece uno a Harry, quien lo acepta murmurando un "gracias".

- ¿Deberíamos ir hasta tu casa para pedirle permiso a Anne?

- Puedo solo llamar.

- Creo que sería mejor si nosotros vamos allí, no es como que esté demasiado lejos.

- Si es lo que quieres -responde el rizado encongiendo sus hombros.

Louis asiente, entonces continúan comiendo su cereal en silencio.

Cuando terminan de comer, lavan sus tazones y se dirigen a casa del rizado para hablar con Anne.

- Mamá -llama el de ojos verdes cuando entra en la sala.

Anne sale del comedor y le sonríe.

- Hola bebé. Acabo de llegar.

- Hola -saluda Louis. Anne le sonríe.

- ¿Puedo dormir en casa de Louis hoy?

Anne frunce el ceño divertida y observa a ambos chicos.

- ¿Por qué?

Harry se encoge de hombros restándole importancia. Louis los observa en silencio.

- Porque sí.

- ¿Solo porque sí? -pregunta Anne insegura- ¿no saldrán a ningún lugar, no?

- No, claro que no -se apresura en decir Louis- mamá estará en casa en poco tiempo, sólo no queríamos dejar de vernos hoy.

Anne sonríe.

- Está bien, puedes ir.

Louis asiente sonriendo. Harry abraza a su mamá y deja un beso en su mejilla.

- Gracias mami. Adiós. Te amo.

- Gracias Anne.

Anne ríe y se despide de ellos cuando estos caminan a la puerta, ambos gritan un último adiós antes de desaparecer por allí.



You are the only one - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora