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Louis se encontraba sentado en el sofá de su casa, el día había sido agotador y él sabía que sus hermanas y su mamá estaban igual de cansadas que él, pero no tenía la energía suficiente como para ofrecerse a ayudar en la cocina. Sabía que su mamá y su hermana Lottie eran mejor que él en eso, pero de todas formas, él ayudaba a veces. 

Sus pensamientos vagaban entre el color del techo blanco crudo y la brillante luz blanca de la lámpara en medio del mismo.

- ¿Louis? -escucha que llaman desde la cocina.

- Ya voy mamá.

- Lou, olvidé comprar sal y no puedo cocinar sin ella, ¿te importaría?

Johannah, la madre de Louis, sonreía a su hijo intentando convencerlo de ir al micromercado que estaba a un par cuadras de su casa.

Louis asintió sin convicción, pero aceptando la petición de su madre.

El castaño esperó un momento mientras su madre buscaba unas monedas en su bolso para entregárselas.

Al recibir el dinero, Louis se gira sobre sí y comienza a caminar, hasta que la voz de su mamá lo detiene. Louis gira su cabeza y ve a su mamá con los ojos cerrados enseñándole su mejilla, camina hasta ella depositando un beso allí.

- Ve con cuidado, cariño.

Louis asiente y sale por la puerta principal, abriéndose paso hacia el supermercado. El camino es corto y las luces de las farolas iluminan la calle lo suficiente como para que no exista un punto en el que esté totalmente oscuro.

Al llegar, observa los pasillos mientras camina con pereza entre estos, encuentra los paquetes de sal y nota la marca que su mamá siempre lleva, agarra uno justo cuando alguien choca contra su espalda, escucha un par de risas y se da la vuelta confundido.

- Ups -dice el causante del golpe.

Louis observa un chico rizado, de ojos verdes que lo miran con una pequeña sonrisa y las mejillas un poco rosadas. Detrás del rizado hay una chica, probablemente acompañándolo, ella observa al rizado y sonríe antes de encontrar sus ojos con los de Louis.

- Discúlpalo, está algo tonto.

El rizado se sonroja notablemente entonces, mientras se para correctamente y sonríe hacia Louis.

- Hola -dice Louis sonriendo a los hoyuelos que se formaron en la cara del chico con su sonrisa- no se preocupen.

Louis les dirige una sonrisa y camina hacia las cajas.

Luego de pagar, camina sonriente hacia su casa. El camino se siente más corto y al entrar puede escuchar a Jay tarareando en la cocina. Tal vez, el humor cambió a uno más enérgico de repente.

- Ya llegué mamá.

Jay se asomó por la puerta que conectaba el comedor con la cocina y sonrió acercándose a Louis.

- ¿Cómo te fue? ¿Conseguiste la sal? 

- Bien, aquí está -dijo Louis encogiéndose de hombros y extendiendo la sal hacia Jay.

- Perfecto, gracias amor. En quince minutos estará la comida.

Louis asiente antes de caminar de vuelta hacia el sofá. Encuentra a Felicité acostada en la alfombra con la tele encendida y el control en su mano, los canales cambiando.

- ¿Qué vamos a ver?

Fizzy voltea y observa a Louis, sonríe antes de encogerse de hombros.

- Creo que pondré una película.

- ¿Puedes ver una película en quince minutos? En ese tiempo estará lista la cena.

Fizzy suspira. 

- Entonces veré The Voice.

Louis asiente riendo brevemente. Se sienta en el sofá y acompaña a Fizzy a mirar el programa, al menos un pequeño fragmento hasta que Lottie los llama a la mesa.

- ¿Qué comemos? - preguntó Felicite sentandose en la mesa del comedor.

- Comida -respondió Charlotte detrás de ella.

- Preparamos pollo a la palancha, papas doradas y ensalada de tomate.

- Se ve delicioso, ma -dijo Louis relamiéndose sus delgados labios. Habían pasado todo el día fuera y no habían tenido un almuerzo apropiado.

- Espero que lo esté. Sirvanse.

Luego de servirse y empezar a comer la comida que Jay había preparado, conversaron sobre lo que harían el fin de semana. Estaban decidiendo entre ir a visitar a su abuela o ir a la feria y pasear un poco.

- Estuvo delicioso, gracias ma y Lotts -dijo Louis al terminar de comer y acomodar sus cubiertos en señal de que estaba satisfecho.

- Gracias cariño, me alegro que les haya gustado -dijo Jay sonriendo y pellizcando una de las mejillas de Louis.

Lottie pellizcaba la otra mejilla, ante la acción dijo:

- Para que no queden disparejas Lou -se excusó la rubia sonriendo.

El cansancio volvió de pornto, al tener sus estómagos vaciós, así que cuando Fizzy recogió los platos y Louis los lavó, no tardaron demasiado en quedar todos dormidos en sus habitaciones y la casa completamente silenciosa y tranquila.

You are the only one - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora