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Doncaster, Noviembre 29.

El cumpleaños de Ross había sido el martes, pero decidió organizar una gran fiesta hoy sábado, una fiesta digna de asistir había dicho él.

Harry aceptó la invitación luego de que Ethan y Niall lo hiciesen, convenciéndolo de que la pasarían bien y sería bueno divertirse un poco y olvidarse de todo un momento.

Niall había decidido estudiar relaciones internacionales. Mientras Ethan decidió acompañar a Harry en su tiempo sabático, había convencido a sus padres de que el primer semestre lo pasaría en cursos y para el segundo semestre viajaría a Centroamérica a hacer trabajo comunitario, volvería de Centroamérica y empezaría a estudiar Arquitectura. Ross se decidió por Administración de Empresas.

La fiesta de Ross, sería en su casa, él vivía con sus padres, pero estos se fueron a Paris a inicios de la semana y no volverían dentro de dos semanas. La casa era amplia, una sala inmensa en la planta de abajo, una gran cocina y el comedor, además del baño y el cuarto de lavandería, en medio de la sala estaban las gradas que conducían a las habitaciones en la planta de arriba.

Se encontraban todos disfrutando de la fiesta, los altavoces reproduciendo música a un volumen bastante alto y disparando luces neón a toda la sala, la cocina llena de comida, vasos limpios y otros sucios, bebidas alcohólicas y jugos a los que también les pusieron alcohol, el comedor tenía la mesa repleta de cajas de pizza y bolsas con botanas esparcidas entre las mesas, las sillas y el suelo.

- ¿No es temprano para empezar con eso? -pregunta Harry observando a Niall y Jane sosteniendo vasitos con un líquido azul que les ofrecía Ross.

- No lo creo -responde Ross y le ofrece uno a Harry.

- No, gracias. Aún no.

- Vamos Harry, aprovecha tu mayoría de edad.

- Luego, no quiero terminar ebrio antes de medianoche.

- Como digas cariño -responde Ross.

No me llames así. Tú no puedes llamarme así -lloriquea Harry en su mente.

Había estado recibiendo señales de parte de Ross, que decidía ignorar, porque no quería hacer sentir mal a su amigo, tenía la esperanza de que pudiese darse cuenta él solo de que el sentimiento no era mutuo.

De todas formas, la idea de no empezar a beber alcohol desde temprano del rizado no duró demasiado, observar a todas las parejas al rededor de la casa, jugando, riendo, abrazándose, tomándose de las manos, mirándose o besándose, solo le recordaba lo lejos que estaba el chico del que se había enamorado.

- ¿Crees que -el rizado da un suspiro antes de seguir hablando- debería escribirle? ¿Crees que -un hipido se hace presente- vaya a contestar siquiera?

Ethan voltea a ver a Harry.

- Harold, no debimos ponernos tan ebrios tan rápidamente. Fue una caída abismal con un par de shots.

- Sí, tienes razón. No debería.

Harry observa las paredes del pequeño vaso de plastico en su mano, son lisas y de un amarillo fosforesceente que se transparenta.

- Siento que todo a mi alrededor da vueltas.

- Pero... Creo que si le voy a escribir. Hace mucho que no hablamos ¿Por qué no me habla? -divaga el rizado soltando hipidos de vez en cuando- ¿crees que consiguió a alguien más? ¿alguien que no tiene miedo de vivir en Londres dejando todo lo que conoce, y puede estar con él?

- Harry. No pienses en -hipido- eso, hermano. S-seguro que -hipido- él piensa en ti también -hipido.

- ¿Crees que... -el rizado no termina su frase cuando observa a Ethan mirando un punto fijo en el piso.

You are the only one - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora