A la mañana siguiente la rubia se levantó quejandose por los rayos de luz que entraban por la ventana, se movió en la cama y abrió los ojos cuando el lado de la cama estaba vacío.
Se levantó y no vio por ningún lado a Francesca, iba a entrar al baño cuando golpearon la puerta, Sofía la abrió dejando ver a Anna parada allí.
-Disculpe si la he despertado señorita Sofía.
-Tranquila Anna ya me había despertado.
-Que bueno porque la señora Francesca me pidió que le trajera el desayuno a la habitación, por si no tenía ánimos de levantarse.- la rubia quedó de piedra con las palabras de la mujer y más por el gesto de Francesca.
-Anna muchas gracias-Anna paso y dejo la bandeja con un gran desayuno en el escritorio. -Por cierto Anna ¿Sabe si la Señora Amatos salió?
-Se levantó muy temprano a desayunar algo, me dijo que estaría en el gimnasio y al parecer se ha pasado la mañana allí.
-¿La casa tiene un gimancio?
-Si, la Señora Francesca hace ejercicio todas las mañanas, esta atrás de la casa.
Dicho eso Anna salió de la habitación dejando una rubia muy desconcertada.
La rubia vio la bandeja con un sobre y una nota:
"Espero que hayas podido descansar. Si quieres puedes quedarte en mi habitación un rato más para seguir descansando"
Att: Francesca.Abrio el sobre y vio su teléfono, salto de emoción y lo encendío, cuando este prendió entraron miles de llamadas perdidas de su mamá y de Laura ¿pero que les diría? Francesca dijo que se había encargado de su madre, pero ¿Qué le habrá dicho? La rubia espero primero preguntarle a la castaña y luego hablar con su madre.
Desayuno tranquila apreciando la vista que daba a la playa, esa vista le trasmitia demasiada paz.
Sofía se preguntaba ¿porque habrá tenido ese lindo gesto del desayuno y la nota? Además dijo que podía quedarse en su habitación por si quería seguir descansando.
La rubia se fue a su habitación y se cambió de ropa y se fue donde Anna le había indicado, cuando abrió la puerta vio una habitación gigantesca con muchas máquinas de ejercicio y un ring de boxeo en el medio.
Cerro la puerta y se dirigió al ring donde se encontraba una castaña golpeando fuertemente una bolsa de boxeo, al parecer esta estaba enojada por la fuerza con la que golpeaba la bolsa.
Sofía observo el cuerpo ejercitado y sudado de la mafiosa, se quedó con la boca abierta viendo como esta hacía ejercicio, tenía un abdomen duro y marcado junto con unos brazos ejercitados y unas piernas tonificadas.
La rubia empezó a sentir calor por lo que carrapeo haciendo que la castaña se diera vuelta y dejándola sorprendida por quien había llegado.
-Buenos días- dijo sonriente Francesca y se acercó a Sofía mientras se quitaba las vendas de sus manos.
-Buenos días- dijo la rubia sin poder apartar la mirada del cuerpo de la mafiosa.
-Nunca creí que vendrías a este lugar exactamente.
-Oh si, vine agradecerte por devolverme el teléfono y por el desayuno - eso último hizo que la rubia se sonrojara al recordar el lindo gesto de la mafiosa.
-No tienes que agradecer nada, supuse que estabas cansada y le pedí a Anna que te llevara el desayuno, ya que no quise despertarte y lo del teléfono tu te ganaste mi confianza. - dijo la castaña secando el sudor de su rostro con una toalla.
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Disparo al corazón
Подростковая литератураSofía García es una enfermera de 22 años con una vida sencilla y tranquila luego de mudarse a España, pero esa tranquilidad se acabará cuando viaje a Italia a ver a su madre y al enterarse que su padre tiene problemas con la familia más importante d...