Capitulo 54

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Narrado omnisciente
(Escritora)

Cuando Francesca abrió la puerta y entró, vio a su Diosa acostada en aquella camilla con un tubo en su garganta para que pudiera respirar y su cabeza vendada al igual que estaba conectada a una máquina.

Ver aquella escena hizo que el auto control de Francesca se perdiera por completo, se acercó a la camilla con las manos empuñadas aún con mas fuerza que hace segundos atrás, su pecho dolía aún más al sentir acelerado su corazón, un nudo se formó en su estómago al igual que también en su garganta.

Sintió tanto miedo, que apretaba su mandíbula y sus puños, hacia su mayor esfuerzo por no ser débil, pero no aguanto... bajó su cabeza y sintió como su mundo comenzaba a derrumbarse, un mundo que Sofía había construido en ella, sintió como su alma se incendiada y su infierno se apagaba, sus demonios gritaban de dolor y su corazón agonizaba, sintió tantas sensaciones en su cuerpo y sentimientos que no había vuelto a sentir hasta ese preciso instante.

Y en medio de todo ese caos de sensaciones y emociones, fue en ese momento donde Francesca sintió sus ojos arder, su pecho se oprimía, el nudo de su garganta se hacía cada vez más grande y sus lágrimas al fin se derramaron corriendo por sus mejillas.

Ella volvió a llorar, lloraba por miedo, lloraba porque quería, lloraba por rabia y lloraba por que su Diosa pudiera despertar. Luego de veinte años sin derramar una lágrima, ahora las derramaba por que sabía que no podría vivir en un mundo donde Sofía no existiera, no podía no volver a ver aquellos ojos grises, no podía no volver a ver aquella sonrisa que le provocaba los sentimientos mas hermosos que ella experimento, no podía no volver a tocar aquella piel suave que la hacia conocer el paraíso y tocar las estrellas con sus manos, no podía y no quería vivir sin su nena.

-Despierta, Sofía. - tomó la mano de la rubia y sus lagrimas corrían por sus mejillas coloradas sin parar- ¡Te lo ordenó! No puedes morir, te prohibo que no despiertes y te lleves mi corazón, te prohibo que me dejes. El mundo y yo no estamos listos para una vida sin ti. Soy un monstruo, pero no contigo, tu me haces ser diferente, tú me haces sentirme viva, tú haces que mi corazón se acelere y mi rostro sonría, tú haces que mi infierno sea menos doloroso y mis días menos grises, me das paz, eres la anestesia y la adrenalina de mi vida,por eso te prohibo que me dejes, yo no puedo volver a repetir la historia, no lo soportaría, no sobreviviría a enfrentarme a un mundo en el cual no pueda escuchar tu risa. Te ordenó y te ruego que despiertes.- dice desesperada sin poder parar de llorar.

Se limpia las lágrimas y apoya su cabeza en el abdomen de Sofía buscando algún consuelo en aquel cuerpo que lo único que hace es brindarle calor a su frío y congelado corazón.

Francesca estaba tan mal que no noto la presencia de la otra persona que entró segundo después que ella.
Anna quedo sorprendida al oír todas las palabras que salieron de su hija, hija que durante años estuvo muerta por dentro y que ahora vive y siente emociones que no son negativa, Sofía era la luz de Francesca, luz que le guiaba en sus más oscuras tinieblas.

Anna derramaba lágrimas al igual que su hija, sin bien le dolia la situación pero eran lágrimas de felicidad de saber que su hija había encontrado una persona a la cual querer y proteger, una persona a la cual dedicarle buenos momentos y que esta a cambio le diera ganas de vivir la vida, pero también tenía miedo de que Sofía no despertara, luego de oír lo que había dicho Francesca sabía que si la rubia no despertaba, su hija no soportaría otra pérdida de alguien sumamente importante en su vida.

Francesca es capaz de tener todo el poder del mundo en sus manos si ella quisiera, las autoridades y los criminales en el mundo la consideran la mujer más peligrosa que hay, puede manejar la mafia la cual está dirigida por muchos hombres machistas, pero ella es capaz de todo, todo excepto una cosa... soportar otra pérdida.

Anna abandono la habitación silenciosamente para no interrumpir aquel momento donde Francesca se desahogaba, no solo por miedo a perder a Sofía, desahogaba su pasado, su ira y su dolor.
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FRANCESCA AMATOS.

Senti como alguien movía mi cuerpo suavemente, abrí los ojos los cuales me ardían y me pesaban, me di vuelta y vi a Adriano que me miraba desanimado.

Volví mi mirada a la Diosa que dormida en aquella camilla y mi pecho volvió a oprimirse, hacia tanto tiempo que algo no me dolía tanto.

Siento como mi mundo comienza a desmoronarse y solo tengo esperanza de que ella habrá los ojos y me diga que me ama, que me odia, que soy un monstruo con un corazón congelado, que me diga cualquier cosa, pero que despierte.

-Has estado todo el día durmiendo junto a ella.- dice con voz apagada- Mary y Laura quieren estar con ella.

-No se en que momento me dormí.- muevo mi cuello, estoy toda contracturada.

-Deberías ir a dormir al hotel, no te preocupes por ella estará con su madre y Laura.

-No, No me iré. Si quieren pueden entrar a verla, pero yo me quedaré y si necesitan privacidad esperare fuera de la habitación, pero no más lejos.

-No se permite...- no alcanzo a terminar de hablar que lo mire seria.- pediré que pongan un sofá en la habitación.

Adriano se dirigía a la puerta, pero me levante de la silla y lo detuve.

-Tráeme ropa y pregunta donde están las duchas aquí en el hospital.

-Creo que solo están las de las habitaciones y las del personal.

-Consigue me una ducha y si es necesaria compra el hospital, pero consigue una maldita ducha.

Adriano asiente y sale de la habitación, se que puedo ser grosera y no me interesa, pero la situación, el cansancio y el hecho de que no he tomado una ducha me pone de muy mal humor.

A los minutos entro Mary y Laura quienes al ver a Sofía en el estado en el que estaba, no pudieron contener el llanto.

Sigo preguntándome como es que un golpe tan tonto, hizo demasiado daño en su cabeza y que ahora corra el riesgo de sufrir muerte cerebral.

Me da escalofríos en la piel de solo pensar esa posibilidad, me provoca dolor y rabia. Necesito descargarme, sasear este sentimiento, pero no puedo irme y dejarla, no quiero, quiero estar aquí cuando despierte, no puedo ir a Roma, ni a Rusia...

Una hora después llego el sofá en el cual voy a esperar a que despierte, Adriano me trajo ropa y consiguió mi ducha, a las malas, pero la consiguió.

Le pedí a Tomasso que custodie toda la zona de Río de Janeiro, que llene de guardaespaldas todo el hospital. En la habitación no hacia falta, estaría yo para cualquier cosa que sucediera.
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Espero que les haya gustado el capitulo y gracias por el tiempo que se toman para seguir leyendo mi historia y por tenerme paciencia para actualizar.

Con este capitulo quede modo:

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