Disparo al corazón

Capitulo 62

SOFÍA GARCÍA.

Luego de echarlos a ambos de la habitación, el doctor entro para darme la noticia de que ya podía irme a casa a descansar y si... Recalco la palabra "DESCANSAR". Me dio las indicaciones de que no podía seguir estresando me y que debía estar un poco más tranquila, si no los desmayos seguirían sucediendo y con los antecedentes de mi ansiedad, sería mucho peor.

Cuando abandone la habitación Francesca ya se había ido, cosa que agradecía, pero Max estaba esperándome en la puerta de salida con una sonrisa tímida y una cara de perrito regañado.

Al acercarme a la puerta intentó acercarse a mi para conversar, pero solo me límite a seguir mi camino y a decirle que ahora no era el momento, el solo asintió y luego no pude ver lo que hizo ya que solo quería irme a casa ya que mí madre y Laura estaban esperándome en el auto. No aguantaba está situación, este estrés y sobre todo esta pesada decisión que debía tomar consumían todas mís energías y solo me causaba esa horrible sensación en el pecho como si algo malo estuviera por pasar.

Al llegar a casa me tiré en el sofá y suspire cansada, no sabía que hacer, decidir u decir, mí mente estaba en blanco pero mí pecho seguia doliendo como si quisiera advertirme algo pero no sabía que era.
Mí madre y Laura se sentaron en los sofá de enfrente y me miraron atentas, se lo que querían también sabía que les preocupaba verme tan callada y pensativa.

-Suelta ya la lengua y dinos que rayos paso.- dice Laura con tono serio.

-Francesca, me mostró su verdadera personalidad, cómo es ella en realidad. - ambas se miraron entre si .- Me llevo a un calabozo encondido en Roma, donde allí tiene a personas torturadas en celdas, personas que ella tortura hasta la locura.
Torturó a un anciano frente a mí y en sus ojos pude ver placer y paz mientras lo torturaba, clavo clavos en tu clavícula con un martillo, la sangre bañaba su pecho y su rostro. - No pude aguantarlo más y solté el llanto.

Mí madre y Laura se sentaron en el sofá donde yo estaba para consolarme y yo lloraba como una niña desamparada.

-Mi vida, pero ¿Francesca dijo algo al respecto?- me da un beso en la frente.

- recuerdo perfectamente sus palabras, dolieron tanto porque pude ver amor en ellos cuando hace segundos atrás veía maldad y placer.- limpio mis lágrimas y a mí mente viene el momento en el cual Francesca me dijo aquellas palabras. - Manejo una de las redes del narcotrafico más grandes del mundo, venta de órganos, venta de prostitutas y de esclavos, me satisface torturar y matar a los que me traicionan, estas personas no son mejores que yo, se merecen esto y mucho más, merecen el dolor que les provocó como algunos de ellos provocaron el mio

No puedo cambiar y no quiero, puedo ser la mujer que te enamoro en aquella playa, pero con el resto soy esto y déjame asegurarte que lo que le hago a ellos yo jamas te lo haría a ti, porque no podría provocarte ni un pequeño dolor, porque si tu sufres yo sufro y yo odio sentir dolor. Si tu decides aceptarme seré toda tuya, respiraré y moriré por ti, te daré el mundo si me lo pides, robare la luna si es necesario, mataré a cualquiera que te haga sentir incomoda u provoque algún dolor en ti, el mundo estará a tu merced, te volveré la mujer más respetada y peligrosa, la mafia se arrodillará a tus pies y el mundo te buscará a ti por mi piedad, porque solo a ti te puedo escuchar y servir.
Déjame seguir siendo lo que soy con los demás, déjame matar despiadadamente aquel que se lo merezca, torturar si me da la gana y saciar a los demonios de mi pasado, déjame que arodille al mundo a mis pies y yo me arrodillare a los tuyos para suplicar por tu amor, por que si... suplicaria para que no me dejes.

Al terminar de decir aquellas palabras, ambas me miraron con la boca abierta y los ojos abierto hasta más no poder.

- A mí un mafioso, llega a decirme eso y yo le perdono todo, pero TODO. - Dice Mary con los ojitos brillante.